Tras comenzar poco después del mediodía en la morgue judicial de San Martín, la autopsia al cuerpo de Sheila Alejandra Ayala arrojó sus primeros resultados: la menor fue estrangulada hasta morir con un lazo. El asesino dejó un surco de ahorcadura en su cuello de tres centímetros de ancho con una lesión visible, según confirmaron fuentes con acceso a la investigación a Infobae.
Varios arcos costales en el cuello fueron fracturados por la presión. El cuerpo no presentó otras lesiones. Los resultados, por lo pronto, no apuntan a lesiones compatibles con un abuso sexual.
Sin embargo, el fiscal general Marcelo Lapargo, cabeza de la jurisdicción de San Martín donde se investiga el crimen con la Fiscalía N° 20 de Malvinas Argentinas, aseguró esta mañana en Radio La Red que la muerte de Sheila es investigada como un homicidio criminis causa tal como el de Ángeles Rawson, que llevó a Jorge Mangeri a la cárcel con cadena perpetua, un crimen para tapar otro crimen, con una posible tentativa de abuso. «Se ve que quisieron abusar de ella y se les fue la mano», dice una fuente cercana al caso. El cuerpo fue encontrado desnudo dentro de una bolsa.
En paralelo, se realizaron hisopados al cuerpo y se extrajeron vísceras para análisis anatomopatológicos, así como un fichado de sus huellas dactilares.
La autopsia es un paso clave en los cálculos de la investigación a cargo del fiscal Gustavo Carracedo, que aguardaba los resultados para indagar a Leonela Ayala y Fabián González Rojas, los tíos de Sheila detenidos ayer en el barrio Trujuy de San Miguel, quienes confesaron haber cometido el crimen ante los policías que registraban su departamento. Las indagatorias se realizarían durante el sábado.
A mediados de esta tarde, fuentes policiales aseguraron que Sheila intentó defenderseantes de morir: su tío, detenido en José C. Paz, presentaba varios rasguños en los brazos, lo que abona la teoría de una tentativa de abuso. Por otra parte, un vecino declaró que González habría intentado abusar de una de sus dos hijas, un relato que llegó a oídos de la Policía Bonaerense y que aún no fue judicializado.
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