Pero la nueva propietaria descubrió que la perra, ahora llamada Wilma, y al contrario de lo que afirmaba el anuncio, no estaba vacunada ni tenía buena salud y tuvo que gastar casi 2.000 euros en veterinario. La mujer se consideró engañada por el ayuntamiento y decidió denunciarlo por fraude.
Frente al escándalo, el alcalde de la ciudad, Alexander Berger, atribuyó el error a un «miembro de la administración» de la ciudad. En un mensaje en la web del ayuntamiento, el alcalde dijo estar dispuesto a devolver la mascota a la familia a condición de que «todas las partes estén de acuerdo».
El caso dio lugar en Alemania a debates jurídicos entre profesores de derecho administrativo, que únicamente se pusieron de acuerdo sobre el hecho de que la venta de la perra tendría que haber sido en una subasta pública y no una venta privada en internet.
Ambito