Pese a que se trata de un año electoral, cuando los gobiernos suelen utilizar el gasto público para inflar el bolsillo de los consumidores, se espera que en 2019 el consumo caiga de la mano de la caída real de los ingresos, en un contexto en que el gobierno prefiere mantener el plan de estabilidad cambiaria y de «déficit cero» a costa del nivel de actividad.
«El 2019 sería el primer año electoral en al menos una década en registrar una dinámica negativa en el consumo«, indicó un informe de la Fundación Capital, que prevé una baja anual de 2,4% en el consumo privado y de 1,2% en el consumo masivo.
Se debe a que «en el promedio del año la masa salarial total verificaría una baja anual del 1,7%», previó la consultora, porque los asalariados públicos serán los que más perderán (-7,6% interanual), en línea con la reducción del gasto primario en términos reales. Los salarios privados se contraerían 1,5% interanual, mientras que los ingresos de la seguridad social quedarán prácticamente empardados con la inflación (-0,4%).
El Gobierno adelantó el aumento del año de la AUH para este mes, pero no se espera un impacto significativo en el consumo. La duda ahora es cuánto de esta política le costará a Cambiemos ser reelegido en las urnas en octubre próximo.
«Hay un ajuste del salario real, es natural que el consumo caiga. En los años electorales no hay ajuste. En los últimos años había tendencia a generar algún tipo de crecimiento artificial, principalmente a través del gasto público. Y este año, a pesar de ser un año electoral, el gobierno está equilibrando las cuentas públicas y eso retrae fuertemente en la economía», coincidió Matías Wilson, economista Jefe de la Cámara Argentina de Comercio (CAC).
Por ahora las estadísticas del Indec confirman este pronóstico: en enero el consumo en supermercados volvió a acelerar su caída a 10,5% descontada la inflación, más que en el mes anteriores (diciembre fue -8,7%). Y en las cadenas mayoristas, la baja de las ventas fue superior, 15,2 por ciento.
A la par, las ventas en shoppings retrocedieron 15,1% interanual y registran todavía caídas de dos dígitos.
«Se aceleró la caída. Esperábamos que enero fuera mejor, pero en términos reales dio un poco peor que en diciembre. Febrero no será mejor, por lo que estamos viendo», dijo Wilson. «Por la inflación alta en enero, los salarios reales sufrieron más de lo esperados. Y hay expectativas por el año electoral y el tipo de cambio se mueve con los precios», explicó.
La Fundación Capital prevé para el primer semestre una caída del consumo privado en torno al 5,8% interanual y del consumo masivo, del 3,9% interanual. «Con salarios evolucionando por debajo de la inflación, aumento en la tasa de desempleo y perceptores de la seguridad social (a excepción de AUH) ajustando por la inflación del año pasado, la masa salarial total se contraería un 7,6% en términos reales en la primera mitad del año», detalla el estudio.
En el promedio del año la masa salarial total verificaría una baja anual del 1,7 por ciento
Esperan para el segundo semestre «una mejora en el poder de compra», pero «moderada», ya que entiende que los $ 80 mil millones que representan los mayores ingresos de los perceptores de la seguridad social en la segunda parte del año representarán un 0,6% del consumo privado. En tanto, el salario real de los trabajadores del sector privado ascendería un 4,2% anual, en línea con los aumentos paritarios a partir del tercer trimestre.
La CAC, en tanto, prevé que en el segundo trimestre se desacelere la caída del consumo y que se observe una mejora recién en el tercer trimestre. «Cuando el campo mejora, drena en los comercios del interior. En el Gran Buenos Aires va a costar un poco más el drenaje. La magnitud del efecto positivo dependerá de la expectativas sobre las elecciones», dijo Wilson.
Se aceleró la caída. Esperábamos que enero fuera mejor, pero en términos reales dio un poco peor que en diciembre. Febrero no será mejor, por lo que estamos viendo (Wilson)
«Siempre hay tentación del policy maker que en año electoral se infla la actividad por gasto público y ganar las elecciones. Hay sensatez de no repetir la tentación del político, y tener pan para hoy y hambre para mañana», agregó.
El impacto de la diferencia de políticas en las urnas ya se puede palpar en el Índice de Confianza del consumidor que mide la Universidad Di Tella.
Según el estudio Broda, en febrero pasado el índice estaba 14,5 puntos por debajo de febrero de 2015, a 38 meses de la gestión de Cristina Kirchner. Y previó que podría mejorar a unos 40 puntos, por debajo de los 57 puntos que registraba el índice, cuando perdió la elección presidencial Daniel Scioli.
Infobae