La fecha que hoy se recuerda, por su importancia histórica, es feriado provincial.
Ese día, nuestro país no solo ganó 330 mil hectáreas de territorio, sino que también aprendió el verdadero sentimiento de la nacionalidad.
«Sin la férrea decisión del pueblo, el lugar donde hoy se asientan Trevelin, Esquel, Lago Puelo, Cholila, El Hoyo y Epuyén tendrían otra pertenencia”, se remarca aún en todo el corredor andino sobre el plebiscito de Río Corinto del 30 de abril de 1902, que en realidad nunca se realizó.
Como cada año, será feriado en la provincia del Chubut en conmemoración de aquella gesta de los 300 pobladores del valle 16 de Octubre, quienes optaron por la ciudadanía argentina, patria que los cobijó desde 1885 en el caso de los galeses.
Cabe recordar que después del tratado de límites de 1881, Argentina y Chile no habían logrado acuerdos para aplicarlos en la región ubicada al sur de Bariloche.
No obstante, las partes avanzaron con intentos de demarcación, que finalmente no tuvieron éxito ya que desde el sur de Neuquén la existencia de altas cumbres es escasa y la divisoria de aguas se adentra en el territorio argentino, provocando que los ríos cordilleranos sean de la cuenca del Pacífico.
Postura sobre los límites
Tanto el perito chileno Diego Barros Arana, como el argentino Francisco Pascasio Moreno, insistieron entonces con sus respectivas posturas: Chile sostenía que el límite debía estar en la divisoria de aguas, mientras que Argentina pedía las altas cumbres. Pese a los protocolos adicionales de 1893 y 1898, no se consiguieron acordar las demarcaciones.
Para 1901, “ambos países se encontraban al borde la guerra. Argentina compró barcos en Italia, mientras que Chile ofreció la isla de Pascua a Japón a cambio de armamento”, recordó el profesor en Ciencias Políticas, Hernán Gómez.
No obstante, y con la premisa de evitar un conflicto de mayores proporciones, “ambas naciones optaron finalmente por el camino de un arbitraje internacional.
Para laudar, acordaron llamar al rey de Inglaterra, que envió una comisión a cargo de Thomas Holdich, un topógrafo miembro del ejército británico y con antecedentes de haber solucionado un conflicto entre Afganistán e India”.
Tras los argumentos del perito Moreno, se logró que este grupo se trasladara a la zona en litigio, a fin de revisar el terreno y llegar a una conclusión “lo más equitativa posible”.
La Comisión
“Dicha comisión llegó a la región andina a finales de abril de 1902. El 26 de abril se encontraba en El Manso Inferior y comenzaba la observación de la divisoria de aguas. El 27 y 28 recorren los valles Nuevo (hoy El Bolsón) y Cholila, llegando a Alto Río Percy el 29. Durante la misma jornada entran al valle 16 de Octubre y se alojan en la estancia de la familia Underwood”, precisa Gómez.
El petitorio
El 30, los colonos -en su mayoría galeses-, más algunos miembros de la colonia mapuche Nahuelpán y otros pioneros chilenos, entregaron a las autoridades un petitorio solicitando “la pronta resolución del conflicto a favor de Argentina”. O sea, el famoso plebiscito nunca se concretó.
La demanda, lógicamente, sorprendió tanto al árbitro inglés como al delegado chileno Hans Steffen (reemplazó a Barros Arana), quien informó de inmediato a su gobierno sobre las dificultades para hacer prevalecer su postura.
El primer indicio concreto de la posterior resolución fue una expresión de Holdich, quien durante el almuerzo dijo “qué ricos patos argentinos estamos comiendo”, lo que generó aplausos y vivas de la concurrencia presente en la escuela 18 de Río Corinto.
Finalizada la recorrida, la comisión volvió a Buenos Aires, desde donde a mediados de mayo el enviado británico retornó a Londres.
El fallo
El 20 de noviembre de 1902, Inglaterra confirmó su fallo: si bien es “de equidad”, de los 94.000 kilómetros cuadrados, 50.000 son para Chile y 44.000 para Argentina; mientras que de un total de 12.000 kilómetros cuadrados de valles pastosos, 8.000 son para Argentina y 4.000 son para Chile.
Recién el 20 de noviembre de 1902 lo suscribió el rey Eduardo VII -hijo de la célebre reina Victoria, pero recién al día siguiente Londres lo divulgó al mundo. A ambos lados de la cordillera, la paz asegurada apenas mitigó los recelos de un año inseguro.
En conclusión, nuestro país se quedó con el control de los valles Nuevo, Cholila, 16 de Octubre y Corcovado (con las nacientes de los ríos y otorgándole a los trasandinos la desembocadura); mientras que Chile recibió la región de Aysén y el seno de Última Esperanza.
La conmemoración
“La conmemoración del 30 de abril es sumamente importante para recordar que dos países decidieron pacíficamente sus controversias y evitaron un conflicto armado, que pudo ser innecesario, sangriento y hubiera dejado a ambos países sumidos en la miseria”, valoró finalmente el profesor Gómez.
Diario Jornada