Luego del accidente de la planta nuclear de Chernobyl el 26 de abril de 1986, muchos habitantes de la ciudad fueron evacuados y se vieron forzados a abandonar a sus mascotas. Hoy, a 33 años de la tragedia, los descendientes de aquellos animales continúan habitando el lugar. Pero a pesar de su apariencia encantadora, los especialistas desaconsejan por completo entrar en contacto con ellos.
Según el documental titulado «The Puppies of Chernobyl» («Los Perritos de Chernobyl») estos animales habitan en una zona donde los niveles de radioactividad aún son altos, por lo que su pelaje probablemente se encuentre contaminado.
Drew Scanlon, creador del programa, dijo que los oficiales que custodian el área en torno a la planta no permiten que las personas acaricien a los cachorros, ya que representan un peligro potencial.
«The Puppies of Chernobyl»
Por su parte, Lucas Hixson, experto en radiación, dijo a la revista Travel+Leisure: «Parte del riesgo se debe a que, aunque hay regulaciones estrictas que prohíben a las personas acceder a ciertos lugares, es difícil -si no imposible- evitar que los animales lo hagan».
A pesar del peligro que representan, lo cierto es que muchos habitantes de la la zona se ocupan de ofrecer refugio y comida a los cachorros para darles una chance de sobrevivir.