En una economía desregulada como la del gobierno de Mauricio Macri, la devaluación del peso golpea con fuerza en todos los sectores pero se siente más en los productos de la canasta básica y de primera necesidad. La harina, cuya materia prima es de exportación y hasta hace poco sin retenciones, es uno de los que más aumentos registra.
Sólo en 2018, el paquete de harina trepó en un año 175%, según los datos del Indec. Con la escalada, subieron las facturas, los fideos y el pan.
Los economistas más didácticos solían explicar a través del tiempo la recuperación o caída del poder adquisitivo con un ejemplo bien concreto: el sueldo en kilos de pan. Si se toma como parámetro un salario mínimo, vital y móvil de antes de la asunción de Macri con uno actualizado a septiembre de este año, el resultado es una pérdida del poder de 100 kilos de pan por mes.
Según el relevamiento que hizo InfoCielo en Provincia, en 2015, el kilo de pan estaba a $25 y el salario mínimo era de $ 5.588. Se podían comprar casi 224 kilos de flautas o miñones.
Desde marzo, el salario más bajo de un trabajador registrado es $12.500 y el kilo de pan ya se vende a $100. Haciendo la simple división, el resultado es 125 kilos por sueldo. Así, las cosas, en tres años y medio el trabajador registrado perdió su capacidad para comprar 99 kilos.