Se conoció un informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio climático que supone el análisis científico más completo sobre el cambio climático, la desertización, la degradación de los suelos realizado hasta la fecha.
Son algunas de las conclusiones que surgen del informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) enfocado en «la desertificación, la degradación de los suelos, la gestión sostenible de las tierras, la seguridad alimentaria y los flujos de gases con efecto invernadero en los ecosistemas terrestres», el análisis científico más completo sobre este tema realizado hasta la fecha, tras un debate en la ciudad de Ginebra en el que participaron delegaciones de unos 195 países.
El trabajo de los expertos de la ONU recordó que la agricultura, la silvicultura y otros usos de la tierra representan alrededor de un cuarto de las emisiones de gases de efecto invernadero, por lo que es clave avanzar hacia un uso óptimo del recurso y evitar la deforestación.
Los datos disponibles desde mediados del siglo pasado muestran que el crecimiento de la población mundial y los cambios en el consumo per cápita de alimentos, madera y energía llevaron a modificaciones sin precedentes en el uso de la tierra y el agua dulce, que contribuyeron al aumento de las emisiones netas de emisiones nocivas y pérdida de ecosistemas naturales. A la vez, el cambio climático exacerba la degradación de los suelos, particularmente en zonas bajas y líneas costeras y deltas de los ríos.
El documento también ofrece un panorama preocupante en los hábitos alimenticios, que llevaron a unos 2.000 millones de adultos al sobrepeso o la obesidad al mismo tiempo que 820 millones de personas están desnutridas, en un contexto donde entre el 25 y el 30% del total de alimentos producidos se pierde o desperdicia por múltiples causas.
Allí se mete de lleno en el tema de la alimentación, al mostrarse a favor de «dietas equilibradas a base de alimentos de origen vegetal, cereales secundarios, legumbres, frutas y verduras, frutos secos y semillas” y haciendo hincapié en alimentos de origen animal “producidos en sistemas sostenibles».
Otros datos puntuales:
- Aproximadamente 500 millones de personas viven en áreas que sufrieron desertificación.
- La temperatura del aire en la superficie terrestre aumentó casi el doble que la temperatura promedio global.
- Como consecuencia, muchas especies de plantas y animales experimentaron cambios.
El cambio climático impacta con el aumento de las olas de calor y mayor frecuencia e intensidad de las sequías (incluyendo muchas partes de América del Sur, el Mediterráneo, Asia occidental y gran parte de África). También exacerba los procesos de degradación de la tierra a través de incrementos en la intensidad de la lluvia, inundaciones, suba del nivel del mar y derretimiento del permafrost, la capa del subsuelo de la corteza terrestre que se encuentra permanentemente congelada.
El calentamiento afecta de modo directo la seguridad alimenticia y se prevé que la estabilidad del suministro de los alimentos disminuya a medida que la magnitud y la frecuencia de eventos climáticos extremos afecten los cultivos, con un consiguiente incremento de los precios en los mercados mundiales. A su vez, podrían perder calidad nutricional por el mayor CO2 atmosférico.
Los especialistas son contundentes: «Veremos diferentes efectos en diferentes países, pero habrá impactos más drásticos en África, Asia, América Latina y el Caribe”.
Parte de la solución
La adopción de políticas que apoyan la gestión sostenible de la tierra, apuntó el informe, parece ser al mejor camino para “asegurar el suministro de alimentos para poblaciones vulnerables y mantener el carbono en el suelo mientras se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero”.
Esto significa mejorar las técnicas de cosecha, almacenamiento, infraestructura, transporte y embalaje, reducir la pérdida y desperdicio de alimentos en toda la cadena de suministro, y priorizar los sistemas agrícolas con un enfoque sostenible de la tierra para evitar la erosión del suelo y la pérdida de nutrientes.
Además de mejorar la tecnología, acelerar la transferencia de conocimientos y habilitar mecanismos financieros a tal fin, que permitan implementar un sistema de alertas tempranas de gestión de riesgos.
No hay que olvidar, por otro lado, que si bien algunas medidas tienen un impacto inmediato, como la conservación de humedales, pastizales, manglares y bosques, otras tardan décadas en entregar resultados mensurables, como la forestación y reforestación y la recuperación de suelos degradados.
En un mundo cada vez más poblado y con mayor necesidad de alimentos, se torna urgente decidir acciones conjuntas para limitar la suba de las temperaturas globales, en línea con los objetivos del Acuerdo de París.
Pero en ese juego de equilibrios, concluyeron los expertos, resolver el problema del suelo será solo una parte de la solución: “La tierra ya está bajo una presión humana creciente y el cambio climático se está sumando a esas presiones. Mantener el calentamiento global muy por debajo de 2º solo se puede lograr reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero de todos los sectores”.