El presidente de Argentina, Mauricio Macri, aterrizó la semana pasada en la provincia sureña de Neuquén, en el marco de su gira por el ‘Sí se puede’: el plan electoral que el mandatario ideó para recorrer el país, a fin de revertir la dura derrota que sufrió en los comicios primarios de agosto ante el líder opositor, Alberto Fernández.
Allí, frente a miles de personas que se congregaron para escucharlo, Macri aseguró que Neuquén es una pieza «clave» en el futuro del país: «Si seguimos trabajando juntos, como en estos últimos años, la provincia nos va a transformar en una potencia mundial en energía derramando puestos de trabajo en todo el país», aseguró el líder de Cambiemos.
La referencia del mandatario alude a Vaca Muerta, el principal yacimiento petrolero que dispone Argentina y en donde se encuentra la segunda reserva de gas no convencional más grande del mundo. La extensión del territorio abarca unos 30.000 kilómetros cuadrados y comprende a cuatro provincias distintas del sur.
Allí, 31 empresas locales e internacionales explotan actualmente la cuenca en más de 1000 pozos y, según los últimos datos de la Secretaría de Energía, en junio de 2018 la producción de gas aumentó un 8,2 % comparado con el mismo periodo de 2017. Asimismo, la extracción de petróleo en 2018 creció un 1,9 % más que el año anterior. Los especialistas sostienen que el sector energético tiene un potencial para igualar el ingreso de divisas que hoy genera la principal actividad del país: el campo, con 20.000 millones de dólares mensuales.
Los números reflejados entusiasman al Gobierno ante un escenario alarmante para la económica local, con cifras de inflación y pobreza que se profundizaron en los últimos meses. Es por eso que en su última convocatoria en Neuquén, Macri destacó el «impulso» que le dio a la región durante su mandato iniciado en 2015 y volvió a manifestar su intención de posicionar al país como uno de los principales exportadores de gas y petróleo en el mundo.
Sin embargo, Argentina aún no ha logrado el tan ansiado ‘autoabastecimiento’ energético, teniendo que importar combustible y elevar las tarifas de luz y gas para garantizar el servicio a los usuarios.
En 2018, el mandatario ya había recorrido la zona de Vaca Muerta junto a empresarios petroleros, en donde aseguró que el desarrollo del yacimiento permitiría generar unos 30.000 millones de dólares en producción y crear medio millón de puestos de trabajo. Las inversiones extranjeras siempre fueron una de las principales preocupaciones de la ‘Alianza Cambiemos’ para remediar, según el propio presidente, la supuesta «pesada herencia» que dejó la anterior gestión del kirchnerismo.
«Se enamoraron de Vaca Muerte y descuidaron todo lo demás»
Por el lado del candidato Alberto Fernández, que ganó las elecciones primarias con el 47,6 % de los votos, la región petrolera también será prioritaria en caso de triunfar en los comicios del próximo 27 de octubre.
El líder del ‘Frente de Todos’ hizo alusión al tema en reiteradas oportunidades y dejó clara su postura: «Sin duda Vaca Muerta es una gran oportunidad, pero hay que apostar a todas las energías en simultáneo. Hay que desarrollar la explotación convencional y las otras formas de energía que son renovables», señaló Fernández. El candidato también cuestionó al Gobierno por haberse «enamorado» del yacimiento y «descuidar todo lo demás».
En otra oportunidad, el político, que tiene como compañera de fórmula a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, aseguró que «no tiene sentido tener petróleo si las multinacionales se lo llevan» y remarcó que su principal preocupación es «generar riquezas para la Argentina y los argentinos».
En ese sentido, el abogado, de 60 años, celebró el reciente préstamo de los EE.UU. por 600 millones de dólares destinados a inversiones en Vaca Muerta y parques eólicos: «Es una muestra de que EE.UU. está mirando más allá del 10 de diciembre (día en que asuma el nuevo gobierno). Es un gesto muy importante», destacó.
¿Qué opinan los especialistas?
Diego Pérez Roig, experto en energía y doctor en ciencias sociales, explica que, en momentos de crisis económica, los gobiernos de turno potencian a la región de Vaca Muerta como un instrumento de «salvación».
«Existe una ambivalencia. Por un lado, el yacimiento cobra centralidad como posible motor de desarrollo productivo y con un aporte interesante de dólares a una economía diezmada. Pero, por el otro, está el tema de cómo se llevan adelante las condiciones de explotación para que aquello sea viable. Allí entran en juego varios factores: desde la necesidad de garantizar precios en el mercado interno, hasta la legitimidad social que se le infiere a un territorio extremadamente contaminante y frente al cual han emergido importantes resistencias», explica el especialista.
Según cifras de la organización Observatorio Petrolero Sur, tan solo en 2018, se produjeron casi 1000 accidentes ambientales a causa de derrames por parte de las petroleras en la región. Además, el Gobierno ha decidido custodiar la cuenca neuquina enviando a efectivos de la Gendarmería Nacional, a fin de contener las recurrentes manifestaciones de pueblos originarios, como los mapuches, ante el avance de compañías privadas en diversos territorios.
En cuanto a la política elegida por Macri para explotar la cuenca, Roig indica que es «difícil» de evaluar al convertirse rápidamente en un gobierno en «crisis»: «Cuesta distinguir qué medidas fueron adoptadas en el marco de una recesión y cuáles tuvieron un sentido más estratégico. Pero lo que se buscaba era perfeccionar una política de Estado, anclada en un modelo liberal de explotación a través de la inversión extranjera que terminó de despegar», finaliza el investigador.
En la misma línea, Martín Álvarez, investigador e integrante del Observatorio Petrolero Sur (OPSUR), asegura que, desde la llegada de ‘Cambiemos’, el yacimiento de hidrocarburos no convencionales fue explotado por compañías trasnacionales sin lograr el objetivo económico previsto por el Gobierno.
«La ‘lluvia de inversiones’ extranjeras de la que habló Macri para el país apenas fue un chaparrón en Vaca Muerta. La crisis local, sumado a las convulsiones por el precio internacional del petróleo, afectaron a las compañías. Sin embargo, dado las intenciones del gobierno, sería peligroso que el yacimiento iguale al sector rural en cuanto ingresos de divisas. El daño ambiental sería irrecuperable», asegura Álvarez.
El integrante de OPSUR también destaca que, con la actual gestión, el sector privado «desplazó» al Estado como protagonista del territorio petrolero: «La llegada de directivos de empresas privadas para presidir la Secretaría de Energía benefició a las corporaciones como principales explotadores, desplazando a la estatal YPF. La quita de subsidios, tanto en proyectos locales, como en las tarifas de gas y luz de los usuarios, tampoco contribuyó a mejorar la situación».
En cuanto a una posible victoria de Alberto Fernández, el especialista no confiere que el contexto en Vaca Muerta sea diferente con un gobierno del ‘Frente de Todos’.
«Es muy temprano para definir si mantendrán una política neoliberal u optarán por un modelo desarrollista a nivel nacional. Por las declaraciones de Fernández podría mantenerse en un punto medio. La gestión anterior del kirchnerismo tampoco fue positiva para el territorio, pese a que había una mayor presencia del Estado. Se extendieron contratos de explotación por 35 años, con cláusulas secretas, que iban en contra de los intereses nacionales», detalla Álvarez.