En medio del clima de tensión que se instaló en las relaciones entre la Argentina y Brasil , el gobierno del brasileño de Jair Bolsonaro negó hoy que el vicepresidente Hamilton Mourão vaya participar de la ceremonia de asunción del presidente electo argentino Alberto Fernández, el 10 de diciembre.
«Una vez que se reciba la invitación oficial del gobierno argentino, el presidente de la República designará a un ministro de Estado como su representante en la ceremonia, pero no será el vicepresidente», informó esta mañana a LA NACIÓN la oficina de prensa de la Vicepresidencia de la República, en el Palacio del Planalto, en Brasilia.
La versión de que Mourão -un general de reserva que tiene gran simpatía por la Argentina- viajaría a Buenos Aires para el traspaso de poder de Mauricio Macri a Fernández había surgido ayer del propio equipo del mandatario electo argentino. Un integrante de la comitiva que lo acompañaba en su visita a México reveló a la prensa que habían recibido un llamado de un asesor presidencial brasileño, que había dado como confirmada la asistencia de Mourão.
Mientras en los últimos meses Bolsonaro -que había manifestado explícitamente su respaldo a la reelección de Macri- y Fernández cruzaron varias críticas de alto tono por sus diferencias ideológicas, Mourão intentó siempre poner paños fríos a los roces y resaltó que el profundo vínculo bilateral entre ambos países debía ser preservado.
«Nuestra relación debe ser de Estado a Estado, el anhelo general del pueblo brasileño y en particular de nuestro gobierno es que el liberalismo y la agenda conservadora avancen en nuestros vecinos del Mercosur y en especial en la Argentina. Pero el destino de la Argentina es de los argentinos. Nosotros apenas vemos con expectativa porque, independientemente de quién sea elegido, deberemos tener una relación positiva», subrayó durante una entrevista con este diario antes de las elecciones en nuestro país.
Tras los comicios, Bolsonaro lamentó el resultado en las urnas y se negó a felicitar a Fernández, a quien también le recrimina el apoyo que le dio públicamente al encarcelado expresidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, condenado por corrupción y lavado de dinero en el marco de la Operación Lava Jato. El último fin de semana, reiteró que no llamaría a Fernández y que no iría a su asunción.
«No lo voy a llamar. No voy a felicitarlo ni voy a ir a la asunción. No va a haber represalia, espero mantener el comercio», dijo a la prensa a la salida de su residencia en el Palacio da Alvorada. Y al ser preguntado por un periodista si pensaba enviar a alguien como representante de Brasil, respondió de mala gana: «Si alguien quiere ir, que hable conmigo. Si hay algún voluntario, está libre. La Argentina necesita de nosotros también; nosotros [necesitamos] de ellos y ellos de nosotros».
A pesar de haber mantenido una buena sintonía con el mandatario brasileño, Macri tampoco había participado de la asunción de Bolsonaro, que como es tradición aquí, se realiza en una fecha incómoda: el 1º de enero. En su lugar, el presidente envió al canciller Jorge Faurie.
Consultada sobre la posibilidad de que sea el ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Ernesto Araújo, quien represente al gobierno brasileño en el próximo traspaso de poder en la Argentina, la oficina de prensa de la Vicepresidencia de Brasil apuntó que la decisión de qué funcionario irá será del presidente Bolsonaro.