El papa Francisco consideró hoy que es «injusto» acusar a las religiones «de fomentar odio y ser causa de la violencia»
El papa Francisco consideró hoy que es «injusto» acusar a las religiones «de fomentar odio y ser causa de la violencia», al recibir a más de 50 participantes al encuentro del Instituto de Dialogo Interreligioso (IDI), de Buenos Aire,s que encabezan el rabino Daniel Goldman, el sehik Omar Abboud y el presbítero Guillermo Marcó.
Durante su mensaje en el Palacio Apostólico vaticano, el pontífice destacó el encuentro organizado días atrás por el IDI para reflexiona sobre el documento «Fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia común», que Jorge Bergoglio firmó en febrero con el líder del mundo islámico suní, Ahmed Al-Tayeb.
«Estoy convencido de que la particularidad y la sensibilidad de países y continentes diferentes puedan contribuir verdaderamente a una lectura detallada del Documento y a una mayor y eficaz comprensión del mensaje que transmite», planteó hoy el Papa.
Entre los asistentes, además de Abboud, Goldman y Marcó, estuvieron el secretario de Culto Alfredo Abriani, el presidente del centro islámico Aníbal Bakir y el rector de la Universidad Nacional de Hurlingham, Jaime Perczyk.
«Nuestras tradiciones religiosas son una fuente necesaria de inspiración para fomentar una cultura del encuentro. Es fundamental la cooperación interreligiosa, basada en la promoción de un diálogo sincero y respetuoso», agregó Bergoglio.
Entre el público estuvieron también el ex ministro de Economía de la Provincia de Buenos AIres, Rafael Perelmiter, y los directores del IDI Martín Maslo, Raúl Fernández y Carlos Giralt.
«El mundo constantemente nos observa a nosotros, los creyentes, para comprobar cuál es nuestra actitud ante la casa común y ante los derechos humanos», les dijo Francisco a los presentes.
En ese marco, les recordó que la realidad «nos pide que colaboremos entre nosotros y con los hombres y mujeres de buena voluntad, que no profesan ninguna religión, para que demos respuestas efectivas a tantas plagas de nuestro mundo, como la guerra y el hambre, la miseria que aflige a millones de personas, la crisis ambiental, la violencia, la corrupción y el degrado moral, la crisis de la familia, de la economía y, sobre todo, la falta de esperanza».
«La intención del Documento es adoptar la cultura del diálogo como vía, la colaboración común como conducta, el conocimiento recíproco como método y criterio», agregó.
«De ahora en adelante se puede afirmar que las religiones no son un sistema cerrado que no se puede cambiar, sino que están en camino», planteó, antes de sentenciar que «la fraternidad es una realidad humana compleja, a la cual se debe prestar atención y tratarla con delicadeza».