Los Big Foot o Pies Grandes, son criaturas legendarias con aspecto de primate gigante que, supuestamente, han sido avistados por pueblos indígenas de Norteamérica. Su existencia se mueve entre la fantasía y el escepticismo y solo algunas personas creen en ellos, basándose en supuestas pisadas, fotos de mala calidad y películas de enfoque deficiente. Con esos antecedentes, el nombre de Big Foot fue aplicado también por el cuerpo de guardacostas y otras agencias de vigilancia de Estados Unidos a los submarinos de los narcotraficantes.
Muchos habían oído hablar de estos discretos transportistas de droga, aunque nadie los había visto en realidad. Todo cambió hace 13 años, cuando uno fue capturado a unas 90 millas náuticas, aproximadamente unos 166 kilómetros de las playas de Costa Rica con varias toneladas de cocaína en su interior. Fue la primera vez que uno de los big foot de los narcotraficantes dejaron de ser leyenday se convirtieron en realidad.
Estos días ha sucedido prácticamente lo mismo en las costas de Galicia y es que aunque los diferentes cuerpos policiales y de vigilancia españoles que tienen asignada la zona del Atlántico ya sabían de la existencia de este tipo de ingenios capaces de navegar sobre la superficie del agua o sumergidos desde Sudamérica, hace 13 años que no habían visto submarinos.
La anterior y oficialmente única ocasión en que esto sucedió fue en 2006, cuando un pequeño sumergible construido a piezas y luego ensamblado en diferentes lugares de Galicia, apareció en la ria de Vigo con el motor en marcha, sin tripulantes y sin cargamento. Estaba claro que no se trataba de un aparato turístico, científico y mucho menos militar.
Este fin de semana el hallazgo de un nuevo submarino se ha producido en Aldán, Pontevedra, donde agentes de la Policía Nacional, Guardia Civil y Vigilancia Aduanera terminaron atrapando un submarino con una eslora de 20 metros y con una carga, que podría estar en cerca de las tres toneladas de cocaína procedentes de Colombia.
El sumergible y su cargamento habrían cruzado el Atlántico en unas tres semanas, probablemente apoyados por barcos intermedios en los que el submarino habría repostado combustible y sus tres tripulantes se habrían aprovisionado de bebida y alimentos.
Dos de los tripulantes fueron detenidos y puestos a disposición judicial y paralelamente a la operación de reflotamiento y recuperación de la carga, se está buscando al tercer ocupante del submarino.
La de estos días es la primera ocasión en que se intercepta en Europa un buque sumergible dedicado al narcotráfico procedente de otro continente, aunque en las aguas de América son más frecuentes y empezaron a usarse con asiduidad a principios de este siglo como respuesta a la mejora de los sistemas de radar que permitieron localizar con mayor facilidad las lanchas de transporte.
Los submarinos se convirtieron de este modo en una buena alternativa para el transporte de droga desde Sudamérica al gran mercado de venta: Estados Unidos, ya sea por el Pacifico o a través del mar Caribe y el Atlántico.
Las características de los submarinos
La mayor especialista en esta materia es la llamada Joint Interagency Task Force South, una agencia de seguridad de los Estados Unidos con sede en la Estación Aérea Naval Key West, en el extremo sur de Florida. Desde allí, además de tener varios ojos sobre Cuba, isla que queda a tan solo 150 kilómetros, esta agencia también detecta y controla el trafico ilícito de todo tipo que pretende entrar en EE.UU. a través de diferentes zonas de su litoral. Según sus datos y estadísticas, hay un patrón bastante frecuente sobre estos ingenios subacuáticos dedicados al jugoso negocio del narcotráfico.
Comparando las características de los diferentes submarinos la media de la eslora de estas embarcaciones se movería entre los 14 y los 25 metros de proa a popa lo que les daría una capacidad de carga que iría entre las cuatro y las 10 toneladas.
Por los motores y la capacidad de combustible, pueden navegar algo más de 1.600 millas náuticas, lo que equivale a unos 3.000 kilómetros. En cuanto al material con el que se construye el casco de estos aparatos, este va desde el acero a la fibra de vidrio en los modelos mas sofisticados. Incluso se han construido utilizando madera en el caso de los más rudimentarios o artesanales. El denominador común, sea cual sea el material con el que se ha construido, es que no hay prácticamente concesiones ni a la estética ni al confort a bordo, pues no dejan de ser meros transportistasatendidos por tres o cuatro ocupantes que en muchos casos solo se usan para un viaje tras el que se hunden en el fondo del océano.
Astillero ilegales
Al tratarse de una actividad absolutamente ilegal, no hay constancia fija de donde han sido construidos los diferentes submarinos dedicados al trafico de drogas, aunque durante algunas investigaciones individuales o multinacionales en diferentes zonas de las costas y ríos de Ecuador o Colombia se han ido encontrado diferentes talleres en los que es evidente que se han construido estos aparatos.
También es evidente que los grandes carteles de la droga son cada día más sofisticados técnicamente gracias a las enormes cantidades de dinero que tienen a su disposición para ir mejorando técnicamente las características de estos transportes marítimos, eso si, siempre dentro de una estética sumamente espartana.
A principios de esta década, Jay Bergman, director de la Agencia Antidrogas de EE.UU. (DEA) para Sudamérica ya señalaba públicamente que este sector tan singular estaba desarrollándose de manera notable y que era necesaria aun más presión de las agencias de inteligencia para intentar frenar esta deriva en la que se llegan a construir algunos submarinos que pueden costar unos cinco millones de dólares.
Se sospecha también que, por lógica, tendrían que participar en su construcción y desarrollo profesionales civiles o militares que conozcan el medio submarino, aunque eso, como los recorridos subacuáticos desde el punto de carga de los fardos hasta el lugar final de entrega, sonprofundos misterios bañados en grandes cantidades de narcodólares contra los que se enfrentan diferentes cuerpos de seguridad en América y Europa con medios que cada vez son también más sofisticados.