Ningún piloto protagonizó más Grandes Premios de Fórmula 1 que Rubens Barrichello. La cifra asusta, asoma inalcanzable para estos tiempos, donde la parrilla muta los nombres de forma periódica. Fueron 323 actuaciones entre el estreno en Kyalami, el 14 de marzo de 1993, y la despedida en Interlagos, el 27 de noviembre de 2011; en las 19 temporadas, Rubinho cosechó 11 victorias: la primera, en 2000, resultó cinematográfica, dándole forma a la segunda mayor remontada de la historia del Gran Circo, después de largar desde el 18avo cajón de la grilla, en Hockenheim. Defendió la butaca de Jordan, Stewart, Ferrari, Honda, Brawn y Williams. La sonrisa, los ojos chispeantes, la humorada, rasgos naturales del paulista que protagonizó un espectacular despiste en Imola, en 1994; un mal presagio para el mortal accidente que un día más tarde sufrió Ayrton Senna.
La adrenalina que provoca la velocidad lo ata al automovilismo y ni el pequeño ACV que sufrió en 2018 le mina el espíritu, tanto que este año desandará un nuevo desafío con Toyota Gazoo Racing Argentina. La estructura que dirige Darío Ramonda, que el año pasado peleó la corona de Súper TC2000 con Matías Rossi, junto a Julián Santero y Mariano Altuna como laderos, golpea el tablero con Barrichello. «Me gusta mucho la pasión y la energía del público argentino en los autódromos. Siempre me resultó placentero correr acá y con 47 años estoy muy motivado para seguir aprendiendo. Sé que vendré a pistas en las que nunca estuve y muchos imaginarán ‘viene Rubinho, que corrió en la F.1, y le va a ganar a todos’. Hay que trabajar mucho en la oficina y en el simulador para aprender lo más rápido posible: recién ahí vamos a opinar sobre si puedo ganar. Porque a los pilotos nos gusta ganar, pero a los triunfos hay que prepararlos», relata en una charla con LA NACION, durante la presentación que ensayó la terminal japonesa en el Automóvil Club Argentino.
-¿La decisión la consensuó con la familia?
-No hizo falta. Cuando estuve con la F.1 entraba el martes y el domingo ya nos íbamos, siempre me quedaba con ganas de conocer más de la Argentina. Ahora tendré ese tiempo para pasear y también para competir junto a pilotos importantísimos en una categoría que es muy profesional. Estaba en mi lista de pendientes correr en el Súper TC2000.
-En 2017, el Stock Car disputó una fecha en Buenos Aires, compartió la jornada con el Súper TC2000. ¿Siguió los cambios que ejecutó la categoría?
-Ese fue un gran fin de semana, porque después de los problemas que sufrimos en la primera de las carreras, ganamos la siguiente. Era lógico que hubiera una comunicación entre el Súper TC2000 y el Stock Car, hay que celebrarlo porque fortalecerá al automovilismo. Del auto estoy aprendiendo: tendrá más carga aerodinámica y otro tipo de neumáticos, pero lo más importante será hablar menos, conocer, prepararse y conducir. Ojalá que haya varias pruebas antes de empezar el campeonato.
-¿Se aprende con los compañeros o con los ingenieros?
-Se aprende con todos: con los técnicos, con la telemetría y con la enorme experiencia que tienen los pilotos. Con Matías [Rossi] quizás voy a tener más intercambio de información, porque compartiremos dos categorías: el Súper TC2000 y Stock Car. Él es un monstruo del Súper TC2000.
-¿La armonía en el equipo influye para conseguir metas?
-Es importante que el equipo se torne como una familia, porque vamos a estar cerca de 25 semanas juntos y cuando se trabaja con gusto y cordialidad siempre el resultado puede aparecer antes de lo imaginado. Cuando hay murmullos de que no hay diálogo y de que las peleas son constantes, no solo la relación entre los pilotos es más difícil, la tensión hace que sea complicado hasta el trabajo de los mecánicos.
-¿Disfrutó de los seis años en Ferrari?
-Disfruté de Ferrari, porque todas las dificultades me hicieron disfrutar. El problema es que sólo se ve el resultado de una carrera, pero competíamos un domingo y el martes estábamos entrenando en Fiorano o en Mugello. Probábamos hasta el viernes y después del fin de semana viajábamos a la siguiente fecha del calendario de F.1. Ahora se ensaya mucho en simuladores, pero el contacto con los integrantes del equipo es lo que ayuda a afianzar la relación y eso empuja a mejorar.
-¿Cómo definiría la relación con Michael Schumacher?
-Algunos momentos fueron óptimos y otros no tantos, pero el aprendizaje siempre estuvo presente. Él era diferente, su forma de trabajar no era la que yo acostumbraba. Pocas veces había diálogo, espacios para conversar. En ese aspecto no era solidario.
-¿Lewis Hamilton igualará los siete campeonato mundiales de Schumacher?
-Está muy fuerte, no es una casualidad que lleve cinco campeonatos en seis años. Hamilton es muy joven, existe la posibilidad que supere a Schumacher. Pero en la temporada pasada se observó un crecimiento muy importante de niños como [Max] Verstappen y [Charles] Leclerc.
-¿Qué características de Senna, Schumacher y Hamilton debería tener un piloto?
-El talento de Hamilton creo que es mayor que el de Senna. La forma en que habla y ordena desde la pista es un síntoma de madurez. Creo que con la habilidad de Senna, el coraje de Schumacher y los modos de interpretar las situaciones de Hamilton podría hacerse el piloto completo.
-¿Cómo analiza el proceso de los últimos años de Ferrari?
-Lo más importante de la F.1 es cuando pasas de un año al siguiente, porque hay muchos rendimientos para mejorar. Aún sin enormes modificaciones en el reglamento. Un equipo como Ferrari, con dos pilotos importantes puede y debe mejorar mucho. Mercedes le está sacando la ventaja antes de que Ferrari pueda empezar a poner en funcionamiento sus mejoras, esa es la diferencia. Es como si en los últimos tres años Mercedes ya largó y el resto va a la cola.
-Como seguidor de la F.1, ¿las carreras lo aburren o lo siguen atrapando?
-Me gusta la F.1, claro que hay veces que me gusta menos, como cuando parece que no hay sorpresas porque siempre están ganando los mismos autos, los mismos pilotos. Pero las luchas siempre están, a veces son entre diferentes escuderías y en otros casos entre pilotos del mismo equipo, que suelen ser extremas.
El octavo extranjero
Luciano Burti fue el único piloto con pasado en la Fórmula 1 que logró una victoria en el Súper TC2000; el brasileño se impuso en los 200 Kilómetros de Buenos Aires, de 2005, en binomio con Diego Aventín (Ford). La nómina de ex F.1 extranjeros que corrieron en la categoría fueron: Nicola Larini, Christian Fittipaldi, Eliseo Salazar, Stefan Johansson, Enrique Bernoldi, Tarso Marques y Ricardo Zonta.
Por: Alberto Cantore, informó La Nación.