Tras 20 meses de contracciones casi continuas, la caída de la economía argentina encuentra su piso a partir de la estabilización macro, según un informe de la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (FIDE).
Los controles cambiarios y el superávit externo son dos variables que contribuyen al optimismo expresado por la fundación.
Adicionalmente, el trabajo en cuestión rescató los efectos positivos que empezaron a registrarse a partir del paquete de medidas que trajo la Ley de Solidaridad, impulsada por el gobierno de Alberto Fernández.
«Con la demanda externa fuera de la ecuación, la apuesta de corto plazo deberá estar centrada en lo que suceda con la demanda interna», advirtió FIDE. En ese sentido, no prevé un aumento del gasto público, por lo que “el impulso deberá venir desde el sector privado y a partir de la recomposición del poder adquisitivo que traccione el consumo».
En este marco, para la fundación resulta clave que perdure el sendero desinflacionario de modo tal que el poder de compra crezca más que la inflación. Para esto, será clave la evolución de los controles cambiarios, el nivel de indexación en las paritarias y el impacto del descongelamiento tarifario.
En lo que respecta a la renegociación de la deuda, el informe señaló que «se debe avanzar con una reducción del volumen que sea compatible con un sendero de sostenibilidad y repago de largo plazo, que tiene como condición necesaria un piso de aceptación elevado que posibilite el canje voluntario sin default».
Cabe recordar que la actividad económica se contrajo un 14% desde mayo de 2018, alcanzando niveles mínimos históricos en la utilización de capacidad instalada, los peores desde la crisis de 2001.