De ser cierto, este animal, de casi 12 metros de largo y que no había alcanzado la madurez cuando murió, fue una rareza: un dinosaurio que nadaba. “Lo que tenemos aquí es un dinosaurio que no solo vadeaba, sino que era un animal que perseguía a sus presas activamente en la columna de agua”, afirmó Nizar Ibrahim, profesor de Biología de la Universidad de Detroit Misericordia en Míchigan.
En un artículo publicado en la revista Nature, Ibrahim y sus colegas describieron el esqueleto del Spinosaurus aegyptiacus, cuyo nombre significa “reptil espinoso de Egipto”. De los huesos de su cola de 4,5 metros. surgían largas espinas en forma vertical, que formaban una estructura parecida a una aleta que, de acuerdo con las teorías de los científicos, podía moverse de un lado a otro. Pensemos en él como una cruza entre un lagarto y una anguila, con el tamaño del Tyrannosaurus rex.
“Se trata de un animal que en realidad no tiene un equivalente moderno”, dijo Ibrahim. “Estamos trabajando con un extraterrestre del espacio exterior en muchos sentidos”.
En un depósito de agua, los científicos demostraron que un plástico cortado con la forma de la cola generaba una propulsión mayor que las colas de otros dinosaurios.
Dijeron que su empuje y eficiencia se comparaban con las de criaturas acuáticas contemporáneas como los cocodrilos. “Además de que la apariencia de la cola era extraña, también era perfectamente lógica”, comentó Matthew C. Lamanna, paleontólogo del Museo Carnegie de Historia Natural en Pittsburgh, quien fue uno de los revisores del artículo publicado en Nature.