Marcelo García
El gobierno de Mariano Arcioni cumplirá este lunes 1° de junio un trimestre de atrasos salariales, ya que aún le adeuda el sueldo de marzo a los trabajadores estatales del cuarto rango. El retraso en los pagos salariales se debe a que el gobierno provincial sigue pagando la deuda y además no genera nuevos ingresos para aumentar la recaudación de Chubut. Los datos oficiales que brinda el gobierno nacional no reflejan el derrumbe de ingresos en la escala que esgrime la administración de Arcioni para justificar la crisis. Aunque las cuentas públicas chubutenses están obviamente golpeadas, no existe justificación para llegar a un atraso de esta dimensión.
Tal como viene mostrando el arcionismo desde la muerte de Mario Das Neves, las cuentas públicas de Chubut constituyen un misterio que con suerte se devela con seis meses de atraso. Al cierre de este informe -cuando ingresamos en el sexto mes del año- Chubut no difundió ni un solo dato oficial de los ingresos y los gastos de la provincia en 2020.
Sin información oficial transparente se hace casi imposible poder dilucidar qué está sucediendo mes a mes y solo un acto de fe permitiría creerle a los funcionarios, que justifican toda las penurias provinciales con los argumentos creativos que se le van ocurriendo.
El año pasado justificaron el pago escalonado y los atrasos en los sueldos echándole la culpa a los aumentos de los salarios estatales. Ahora se aferran a la cuarentena y la baja del precio internacional del petróleo para justificar una nueva tanda de plagas que para ellos asola Chubut. Quizás deberían mirarse el ombligo para encontrar respuestas a la ruina que provocaron a todos los estatales y a buena parte de la población provincial.
Ingresos no tan catastróficos
Si bien es cierto que la cuarentena y la baja del precio internacional del crudo impactaron negativamente en las cuentas públicas chubutenses, no menos cierto es que los datos obtenidos por El Extremo Sur no se condicen con las «plagas» que supuestamente asolarían a Chubut.
En lo que se refiere al rubro de los ingresos por Coparticipación Federal de Impuestos que envía el Gobierno nacional, la provincia en los primeros cinco meses de este año -entre enero y mayo- recibió un total de 11.269 millones de pesos. Esa cantidad resultó ser 29,7% mayor a los 8.824 millones que recibió en el mismo período de 2019.
Es cierto que los ingresos por Coparticipación estuvieron por debajo del nivel inflacionario -que rondó en promedio en 48%- pero no menos real es que en mayo Chubut recibió la mayor cantidad de fondos en lo que va del año; con ingresos que llegaron a 2.530 millones de pesos.
Esa cifra del mes que acaba de terminar fue inclusive mayor que la percibida en los meses de enero y febrero cuando aún no había arrancado la cuarentena en el país. En el primer mes del año recibió 2.420 millones y en el segundo otros 2.305 millones de pesos. En abril sí tuvo una baja considerable que llevó el monto a 1.950 millones de pesos, pero aun así fueron 20,7% superiores a los 1.616 millones recibidos en el mismo mes de 2019.
En lo que respecta a las regalías petroleras convertidas a pesos, Chubut habría acumulado en los primeros cinco meses de 2020 un total de 7.500 millones de pesos frente a los 6.600 millones que percibió en 2019; lo que muestra un aumento de 13,4% en el período.
En abril se constató una merma importante de las regalías, que habrían descendido a los 800 millones de pesos frente a los 1.400 millones del mismo mes del año pasado.
Sin embargo, con la implementación del barril criollo es de suponer que los valores se volvieron a equilibrar de manera alcista en el mes de mayo, aunque queda la duda acerca de si las regalías fueron liquidadas al valor internacional o ya se incluyó el precio sostén de 45 dólares por barril instrumentado por Nación.
Impuestos en penumbras
Las penumbras cubren la totalidad de los fondos recaudados por Chubut en materia de impuestos provinciales, ya que no hay un solo dato disponible de 2020 y los organismos nacionales tampoco difundieron información al respecto.
Estimando que los ingresos por impuestos provinciales retrocedieron al nivel de la Coparticipación, Chubut habría estado solamente un mes por debajo en sus ingresos para cubrir la masa salarial de los empleados públicos que mensualmente rondaría los 4.900 millones de pesos incluyendo sueldos para activos y jubilaciones para los pasivos.
En abril los ingresos por Coparticipación, regalías e impuestos provinciales habrían estado levemente por debajo de los 4.200 millones de pesos.
Claro que a esos gastos, además de la masa salarial, se le deben incorporar los vinculados al funcionamiento del Estado provincial. Es evidente que desde la cuarentena se habrían visto disminuidos por el cierre de oficinas y reparticiones públicas -en especial los establecimientos educativos- aunque sería lógico que hayan aumentado los gastos en Salud y en implementación de la cuarentena.
La deuda descalabra los números
Todas las proyecciones y especulaciones de las cuentas públicas de la provincia vuelan por los aires cuando se incorporan los pagos de la deuda en dólares tomada en los últimos años. Si los números estaban ajustados para llegar a pagar los sueldos según las estimaciones anteriores, cuando se incorporan los pagos de la deuda se derrumban las chances de hacer alcanzar los ingresos.
Por la deuda en dólares, durante el mes de enero se pagaron cerca de 1.000 millones de pesos; otros casi 200 millones en febrero; más de 380 millones en marzo; casi 1.150 millones en abril y poco más de 214 millones de pesos en abril.
La aspiradora de la deuda absorbe las regalías «cedidas» para la cancelación de los pagos de amortización e intereses que van venciendo mensualmente; pero además se acumulan en un fondo de garantía las regalías necesarias para pagar los vencimientos de los dos meses subsiguientes.
Así funciona un macabro mecanismo que ahoga de manera constante a un Estado provincial que nunca logra salir del pozo porque la deuda influye fuertemente en la disponibilidad de los ingresos por regalías.
A ese panorama que se repite desde hace ya varios años, ahora se le suma el impacto en la recaudación de las propias regalías e inclusive de los impuestos que llegan de Nación o los que se cobran en la provincia.
Sin ideas para incrementar los ingresos chubutenses, la provincia habría alcanzado un déficit mensual que rondaría entre los 1.000 y 1.500 millones de pesos, con un pico de descalabro en abril que lo habría llevado a casi 2.500 millones de pesos mensuales de déficit.
Ese panorama podría haber mejorado en mayo si se aplicó el barril criollo, aunque igualmente debería haber cerrado el mes con un saldo negativo de 600 millones de pesos.
Oxígeno insuficiente
Los 5.000 millones de pesos que ingresarían provenientes de Nación en los meses de junio y julio no alcanzarán para cubrir el déficit de los primero cinco meses del año, ya que superaría con creces esa cifra.
Por esa razón no cabe esperar que se resuelva el tema del pago de los salarios. Las demoras seguirán siendo moneda corriente en los bolsillos de los estatales, y la situación de este mes de junio se agravará porque el gobierno amaga con pagar el aguinaldo a partir de septiembre y en cuotas.
La única esperanza que le queda el gobierno de Arcioni es que los bonistas acepten la aún desconocida propuesta de renegociación de la deuda, para sacarse de encima o aminorar considerablemente los vencimientos durante los próximos dos años.
Es importante tener en cuenta que aunque lograra no pagar un solo peso por la deuda en dos años los ingresos provinciales tampoco alcanzarían para hacer funcionar como corresponde y de manera eficiente al Estado provincial.
Las opciones serían generar mayores mecanismos de ingresos, incluyendo nuevos tributos, o seguir hundiendo a la rica provincia de Chubut en los déficits y endeudamientos constantes que se traducen en crisis cíclicamente permanentes.
El problema de fondo no es el gasto público -como les gusta enfatizar a los economistas neoliberales-. Lo que resulta imprescindible revisar es el gasto de la clase política, la corrupción y los gastos superfluos de los funcionarios.
Hasta ahora Arcioni sólo atinó a la puesta en marcha del ajuste concretado en 2018, cuando se devoró un 30% de los aumentos salariales. Este año buscó imponer retiros voluntarios, jubilaciones forzadas y el achicamiento de la planta de personal. Mientras tanto, siguió pagando religiosamente la deuda en dólares a costa del bienestar y el desarrollo del pueblo chubutense.
Si no cambian profundamente las políticas de gobierno, Chubut seguirá siendo -con o sin cuarentena- una provincia en crisis, cerca de ser un Estado fallido y sin futuro, como producto de la falta de ideas, incapacidad y carencia de decisión política de una clase dirigente que le termina cargando todos los perjuicios a una población abnegada que se merece vivir mejor, señaló El Extremo Sur.