La administración de Mariano Arcioni proyectó para la primera mitad de 2020 un déficit de 5.116 millones de pesos. A esa suma se le agregan 7.700 millones de pesos que deberá pagar en capital e intereses de la deuda tomada en moneda nacional. Aunque el problema se profundizó durante la gestión de Arcioni, hace diez años que la provincia vive hundida en el déficit y no atina a establecer medidas para aumentar sus ingresos. La proyección del gobierno chubutense es que necesita una ayuda financiera de al menos 9.600 millones de pesos para equilibrar las cuentas públicas, aunque por ahora recibirá 5.000 millones en préstamo de Nación.
La pandemia, la cuarentena y la baja del precio del petróleo profundizaron la gravedad de la crisis provincial. Sin embargo, el descalabro económico de Chubut viene arrastrándose al menos desde 2011 y se ahondó a partir de 2015.
Pese a ser una provincia rica en recursos naturales y capacidades productivas, por los desmanejos de la clase política Chubut se encuentra en una virtual quiebra financiera y fuertemente endeudada en dólares.
A pesar de haber tomado $9.750 millones por el endeudamiento de 650 millones de dólares en 2016, la provincia no consiguió salir de la crisis económica en la que se hunde cada vez más. Genera sufrimiento para los trabajadores estatales y un raquítico servicio a sus habitantes.
Oscuro panorama para la primera mitad de 2020
Si bien la administración arcionista escamotea la información sobre las cuentas públicas y las manipula parcialmente, la posibilidad de acceder a fondos nacionales la obligó a tener que difundir algunos números para que Nación le habilite el acceso a un nuevo crédito en pesos.
De esa información oficial que el Ejecutivo envió al Legislativo como proyecto de ley para que se apruebe el préstamo nacional por los 5.000 millones de pesos, se puede concluir que el panorama por venir será mucho peor que el que viene teniendo la provincia en los últimos meses.
El Ejecutivo informó a los legisladores que para el primer semestre del año tendrá un déficit primario de $2.775 millones y que solamente en julio prevé una ampliación de ese déficit en otros $2.341 millones. Esos resultados negativos arrojarán en los primeros siete meses del año un déficit total de $5.116 millones.
Ahí no terminan los problemas financieros para Chubut, porque además deberá afrontar los pagos por endeudamientos en pesos emitidos en Letras del Tesoro que significarán la cancelación de $3.219 millones por intereses y otros $4.484 millones para el pago del capital.
Para poder cubrir el enorme descalabro financiero, la provincia necesitará como mínimo $9.600 millones. Por ahora solamente consiguió la autorización para acceder a financiamiento nacional por 5.000 millones de pesos, por lo que le quedarían por obtener otros $4.600 millones.
El préstamo de Nación otorgado a través del Fondo Fiduciario comenzó a llegar en tres tramos y tendrá una tasa de interés del 0,10% -ajustable por CER (Coeficiente de Estabilización de Referencia) que fija el Banco Central y que en la actualidad ronda el 20%-.
Los 5.000 millones comenzaron a llegar a Chubut en tres cuotas. Una de 850 millones para el mes de mayo. Como no se había aprobado la ley no se pagó ese mes, pero se sumó al pago de los 1.650 millones de junio y habrá un último desembolso de 2.500 millones de pesos más en julio.
A pesar de tamaña cantidad de fondos tomados como préstamo de Nación, Chubut seguirá necesitando hasta julio $4.600 millones extras para equilibrar en parte sus cuentas públicas, por lo que seguramente buscará que el Gobierno nacional le cubra todo o una parte con Aportes del Tesoro Nacional (ATN).
Un regalo del cielo sin devolución, que por ahora no ha sido confirmado y no se sabe en cuánto consistirá más allá de que se anunciaron 60.000 millones de pesos en ATN a repartir entre las provincias.
¿Cuándo arrancó el problema?
Arcioni se deslinda del problema económico y financiero de Chubut aduciendo por un lado que la crisis es «heredada» de administraciones anteriores, y no se cansa de adjudicarle toda la culpa a las actuales condiciones generadas por la baja del crudo y la cuarentena.
Si bien sus argumentaciones son parcialmente ciertas, no menos verdadero es que él mismo integró el gobierno del fallecido Mario Das Neves como vicegobernador entre los años 2016 y 2017, para luego gobernar en soledad todo 2018 y 2019.
Está claro que los problemas de Chubut no se remontan a 2016 ni mucho menos son consecuencia de los impactos actuales. Su origen se retrotrae a 2011, cuando la provincia comenzó un largo proceso de años consecutivos de déficits primarios permanentes.
2011 fue el último año de la segunda gestión de Das Neves en la provincia y allí arrancaron los déficits. Tuvo un saldo primario de -45,6 millones de pesos a pesar de que en 2010 Chubut tomó deuda por un total de 150 millones de dólares. El resultado financiero de ese año fue de -151 millones de pesos.
Los cuatro años siguientes del gobierno de Martín Buzzi fueron también deficitarios en las cuentas públicas. Durante su gestión se produjeron dos emisiones de deuda en dólares (220 millones en 2013 y 89 millones en 2015). El endeudamiento se volvió a mostrar como una solución inválida y que generaría más problemas a futuro.
2012 cerró con un déficit primario de -58 millones de pesos y un déficit financiero (luego de la toma de préstamos) de -84 millones. 2013 arrojó -193 millones como saldo primario y -249 millones en el ítem del déficit financiero. 2014 concluyó con -908 millones de déficit primario y uno financiero de -1.014 millones. Finalmente 2015 terminó con un déficit primario de -2.263 millones y el financiero trepó a los -2.454 millones de pesos.
La etapa Das Neves – Arcioni
Con la nueva gobernación de Das Neves y Arcioni las cosas no cambiaron para mejor a pesar de haber tomado 700 millones de dólares en deuda. En 2016 el saldo primario fue de -4.411 millones de pesos y el financiero ascendió a -5.166 millones. 2017 cerró con un déficit primario de -5.241 millones y en saldo financiero negativo de -7.213 millones.
Recién en 2018 la provincia concluyó sus cuentas públicas con saldos positivos, pero no fue causa de una buena gestión del recién asumido provisoriamente Mariano Arcioni sino de un ajuste brutal que aplicó sobre los salarios de los estatales.
Ese año la masa salarial de Chubut apenas aumentó 18%, con lo que se les arrebató 32 puntos porcentuales a los sueldos estatales por la vía de no actualizarle los ingresos en un porcentaje acorde a la inflación -que según el IPC Patagonia había llegado al 50,6% interanual-.
Fue así como Arcioni consiguió que le cierren los números y obtuvo un superávit primario de $6.053 millones y uno financiero positivo de $2.412 millones.
Ese mecanismo de ajuste sobre los salarios fue quebrado por los estatales, que lograron la aplicación de las cláusulas gatillo para equiparar los sueldos, tanto hacia el futuro como con el 32% que habían perdido hacia atrás.
2019 concluyó -según los últimos datos oficiales- con un déficit primario de -8.281 millones de pesos y el déficit financiero ascendió a los -8.263 millones de pesos.
Durante el año pasado la masa salarial total del Estado provincial se incrementó 84% frente a la del año anterior, pero la inflación en la Patagonia fue de 54%. Allí se vuelve a observar que la diferencia de variación está dada por los más de 30 puntos porcentuales perdidos en 2018 y recuperados al año siguiente.
El problema no son los gastos, sino los escasos ingresos
El gobierno y la oposición lanzan culpas por el déficit y la crisis financiera de los últimos meses a los aumentos en los sueldos estatales que Arcioni otorgó a los trabajadores con el objetivo de ganar las elecciones del año pasado. Sin embargo, nadie dice una sola palabra sobre los superávits generados cuando le recortaron 32% los salarios a los empleados públicos.
Hasta fines de 2019 las cuentas públicas todavía se estaban equiparando producto de la recuperación de esos puntos porcentuales perdidos en los sueldos, pero de ninguna manera el principal problema se concentra en los incrementos salariales de los estatales.
Es más, en este 2020 es de esperar que la variación de la masa salarial esté inclusive por debajo de los incrementos inflacionarios, producto de los atrasos en los pagos de las cláusulas gatillo.
Esta forma de mirar la realidad que tiene la clase política, con la inmensa mayoría aferrada a sus cargos y sus sueldos suculentos, explica su propia incapacidad para aportar ideas y generar soluciones al problema de fondo.
Habitualmente terminan proponiendo recortes en el gasto público -al que se le deben extirpar los despilfarros políticos y de la corrupción- pero la madre de los desequilibrios se produce porque los ingresos son insuficientes para atender y mejorar la calidad de vida de los habitantes de la provincia. La gran respuesta a generar es cómo deberían incrementarse los ingresos y no solamente cómo achicar los gastos innecesarios.
Los últimos cuatro gobiernos chubutenses han recurrido al endeudamiento en dólares y al ajuste como únicos mecanismos para resolver los desequilibrios de las cuentas públicas.
Una década después, los resultados están a la vista. Los déficits en las arcas públicas y una provincia que cada vez puede contener menos a sus trabajadores y brinda menores o peores servicios al pueblo ponen de relevancia los fracasos y la necesidad de hallar otro tipo de soluciones.
Fuente: El Extremo Sur