Chubut

Con un déficit mensual de $ 2.400 millones, se vislumbra otra ley de endeudamiento

Todavía no se sabe cuánto, ni cómo, ni cuándo, pero hay una única cosa clara: con un déficit mensual de $ 2.400 millones, la única alternativa para pagar los salarios atrasados y el medio aguinaldo pendiente, será volver a pedir autorización a la Legislatura para tomar un nuevo préstamo en el mercado. 

En materia político-económica, y más allá de la acuciante realidad que marca el incremento de casos positivos de COVID19, terminó una semana marcada por el incremento de movilizaciones de gremios estatales, con pedidos de reuniones urgentes por parte de la cúpula judicial, todo sumado a la paralización de la actividad legislativa, e incluso a la novedad de una medida cautelar que fija un plazo perentorio de depósito de haberes a una magistrada.

Ante este crítico panorama, el dato más caliente que está en condiciones de anticipar es que en la conducción del gobierno chubutense se trabaja contrarreloj en el armado de un nuevo proyecto de endeudamiento como la única solución inmediata para afrontar el pago de la deuda a los trabajadores, que asciende a dos meses y medio de salarios y que también incluye una deuda retroactiva en concepto de “cláusula gatillo”.

Los números de la provincia marcan que en materia salarial hacen falta 17 mil millones de pesos de manera inmediata para quedar al día con los 64.300 agentes públicos, sumando activos y pasivos.

Con déficit mensual de $ 2.400 millones, la única alternativa para pagar los salarios atrasados y el medio aguinaldo pendiente, esta cifra surge de sumar dos masas salariales de $ 5.000 millones, más un medio aguinaldo de $ 2.500 millones, más $ 4.500 millones que se deben por la cláusula gatillo pendiente de las paritarias de 2019. Este saldo retroactivo se debe a casi todos los estamentos del Ejecutivo (salud, policía, viales, administración central, etc.) con la única excepción de los docentes, por un acuerdo firmado en febrero pasado por el entonces ministro de Educación, Andrés Meiszner, con el objetivo nunca cumplido de destrabar el inicio de clases.

POR PABLO VERNAZZA

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