El candidato demócrata Joe Biden ganó este miércoles en el estado clave de Michigan, asestándole un duro revés al presidente Donald Trump que en 2016 se impuso en este estado frente a Hillary Clinton, según las cadenas de televisión CNN, NBC y Fox y el periódico New York Times.
Michigan, un estado que albergó durante años la industria automotriz de Estados Unidos, suma 16 votos para el Colegio Electoral, lo que le da a Biden un saldo de 264 electores frente a 214 de Trump. Biden ya ganó en Wisconsin y Arizona, dos estados donde Trump se impuso hace cuatro años.
Todavía están en suspenso los resultados de cinco estados, incluyendo Pensilvania, Georgia y Carolina del Norte.
La Presidencia de Estados Unidos depende de un puñado de estados donde aún se contaban los votos, con ambos contendientes disputando la elección cabeza a cabeza, en unos comicios históricos con la mayor participación en más de un siglo.
No está claro cuándo podrá conocerse el ganador, pero con la victoria de Biden en Michigan se acorta la distancia hacia los 270 electores, que en gran parte podría definirse por el resultado de otros dos estados, Wisconsin y Pensilvania, todos ellos ganados por Trump en 2016 luego de haber votado por los demócratas durante dos décadas.
Biden se quedó con Michigan y obtiene una leve ventaja en Wisconsin, luego de estar por detrás de Trump en el escrutinio durante casi toda la noche, mientras que la diferencia a favor del mandatario en Pensilvania podría evaporarse al contarse el más de millón de votos emitido por correo en ese estado, lo que daba renovadas esperanzas a los demócratas.
Desde el año 2000 que los estadounidenses no despertaban sin saber quién será su presidente los próximos cuatro años, pero en aquella ocasión la incertidumbre giraba en torno a un solo estado, Florida, mientras que hoy la indefinición se ampliaba a seis, incluyendo Carolina del Norte, Georgia y Nevada.
La situación se volvió más dramática aún esta madrugada cuando Trump, en una declaración poco común desde la Casa Blanca, se proclamó ganador, denunció un fraude y anunció que elevará un pedido de detener el recuento de los votos a la Corte Suprema, dominada ahora por una nueva mayoría conservadora.
Biden, en una breve aparición ante sus seguidores en Delaware, pidió paciencia y dijo que «esto no se termina hasta que cada voto se cuente, hasta que se cuenten todos los votos».
La campaña de Biden consideró «indignantes» y «sin precedentes» las declaraciones de Trump sobre frenar el recuento y aseguró que su equipo legal estaba «listo para actuar».
El presidente republicano, de 74 años, se impuso en Florida, el más grande de los estados decisivos, pero Biden, de 77, dio vuelta Arizona, un estado que no votaba por el candidato presidencial demócrata desde hace un cuarto de siglo, según proyectaron los principales medios.
Sin embargo, ninguno alcanzaba aún los 270 votos del Colegio Electoral necesarios para ser proclamado presidente, según el sistema de elección indirecta de Estados Unidos.
Las elecciones de ayer, al igual que la campaña, estuvieron marcadas por la histórica pandemia de coronavirus que ya dejó más de 232.000 muertos y devoró millones de empleos en Estados Unidos.
Los candidatos pasaron meses ofreciendo a los votantes visiones radicalmente diferentes sobre los problemas y el futuro de la nación, y el electorado respondió con enorme fervor, con un récord de más de 100 millones de votos por anticipado y millones de personas más desafiando al coronavirus para sufragar ayer de manera presencial, la mayoría a favor de Trump, según analistas.
Sin cifras oficiales aún de participación, la respetada web de monitoreo Elections Project afirmó que la concurrencia fue la más alta en 120 años, desde 1900, con un 66,9%, o unos 160 millones de votos -contra 137,5 millones en 2016- en un país donde el sufragio es voluntario.
Pese a la fuerte denuncia de fraude de Trump, no quedó claro qué tipo de acción legal argumentará frente a la Corte Suprema federal.
El recuento de votos siempre sigue después del día de las elecciones en Estados Unidos, y la mayoría de los estados tiene sus propias reglas sobre cuándo debe terminar.
Para el caso de las presidenciales, esto debe ser siempre antes de la fecha de diciembre en que se reúne el Colegio Electoral, que se fija por ley federal.
Varios estados aceptan votos por correo después del día de las elecciones, incluyendo Pensilvania, donde esos sufragios se reciben hasta tres días después de los comicios.
El gobernador de Pensilvania, Tom Wolf, tuiteó hoy que en su estado había aún 1 millón de votos por ser escrutados y prometió contar cada uno de ellos.
Trump pareció pedir que no se escrutaran esos votos de Pensilvania y que para ello recurrirá a la corte, aunque la práctica habitual es primero iniciar acciones legales en los estados en disputa y que éstas recién después lleguen al supremo tribunal.
El presidente nombró a tres de los nueve jueces de la Corte Suprema, con lo que el tribunal tiene ahora seis integrantes conservadores y solo tres progresistas.
Los demócratas históricamente superan a los republicanos en la votación por correo, mientras que los republicanos suelen recuperar terreno el día de la votación.
Algunos estados cuentan primero los votos presenciales y luego los emitidos por correo, como Michigan y Wisconsin, lo que explicaría por qué Biden ganó en uno y pasó al frente hoy en el otro, luego de que Trump sacara allí una gran ventaja inicial anoche al comienzo del escrutinio.
Biden sumaba ya 264 de los 270 votos del Colegio Electoral y Trump, 214.
El presidente conservó varios estados clave, entre ellos Texas, Iowa y Ohio; pero Biden se quedó con otros también competitivos, como New Hmapshire y Minnesota.