Maradona era una figura que revolucionaba cada lugar que pisaba. Su presencia en cualquier evento deportivo generaba una emoción particular y nadie quería perderse la posibilidad de tenerlo en las gradas. El Diez, además, era fanático de la selección argentina, sin importar de qué disciplina, y era habitual verlo alentando a cualquier atleta o plantel que vistiera la camiseta celeste y blanca.
En 2010, Maradona viajó hasta Venezuela para reunirse con el por entonces presidente Hugo Chávez. Por esos días, la selección de básquet estaba en ese país a punto de disputar un cuadrangular. La presencia del que en ese momento aún era el entrenador del combinado de fútbol era tan esperada que poco importaron a los organizadores las graves circunstancias extra-deportivas que rodearon al comienzo del torneo.
“En un amistoso contra Brasil en Venezuela, hubo un asesinato dentro del estadio. Entró una persona y le pegó un tiro a otra por una disputa familiar. Pero el partido se jugó igual porque venía Maradona a verlo. Empezó tarde porque Diego llegó tarde”, contó Juan Pipa Gutiérrez, integrante de aquella Generación Dorada y uno de los protagonistas del equipo que se alzó con la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008.
En diálogo con el programa de radio TT Sports, el ex basquetbolista consideró que ese partido no debió haberse jugado y relató: “Estábamos entrando en calor en la parte de afuera. Escuchamos un tiro que no fue cerca del vestuario. Lo levantaron así como si no pasó nada y nosotros ni sabíamos qué había pasado. No nos enteramos ahí que habían matado a alguien, solo que había pasado algo”. Aquella noche, Maradona hizo el salto de honor en la primera jugada y Argentina ganó en el debut ante Brasil por 72-65. Gutiérrez hizo 19 tantos.
Esa no fue la única vez que Pipa pudo comprobar todo lo que movilizaba Diego cada vez que llegaba a un lugar: “Maradona tenía una energía distinta. Estar en presencia de él era estar en presencia de algo muy fuerte. No sé explicarlo ni medirlo y me molestan las cosas que no se pueden explicar. Me lo crucé en Beijing por los Juegos Olímpicos. Habló con Oberto y con Manu, también con Scola y con Chapu. La presencia de él y todos alrededor persiguiéndolo era increíble de ver”.
Aunque expresó que no es una persona maradoniana, Gutiérrez reflexionó sobre lo que generó la muerte del Diez: “El día que falleció me generó muchísima emoción por la cantidad de gente que sufría. Me pareció fascinante la dimensión que una persona puede llegar a tomar. No sé si habrá otra persona igual”.
Fuente: Infobae