Hay una nueva generación de emprendedores preocupados no sólo en ofrecer un producto o servicio competitivo en el mercado, sino también en procurar que sea sustentable y amigable con el medio ambiente. Tal es el caso de Facundo Cabrera, un argentino que creó la primer fábrica de carbón ecológico en ese país.
Lo innovador de esta idea viene dado por la utilización de desechos orgánicos, concretamente las cascarillas de arroz, para la producción de un carbón 100% ecológico. De este modo, la iniciativa de Cabrera promueve el desarrollo sustentable, aprovechando los descartes de la industria arrocera imperante en su provincia (Corrientes) y evitando, por otro lado, talar más árboles con el fin de obtener la madera empleada en la producción del carbón tradicional.
Varios años de investigación y pruebas fueron necesarios para que Facundo llegase a esta idea y la desarrollara hasta convertirla en BrasUP -como nombró a su emprendimiento de carbón sustentable-. Al no existir algún tipo de carbón de este tipo en Argentina, Cabrera afrontó el desafío de desarrollar el proyecto desde cero.
El primer paso en el proceso de obtención del carbón ecológico es el tostado a altas temperaturas de las cascarillas. Una vez tostadas, éstas son trituradas y mezcladas con un aglutinante natural y agua. La mezcla es colocada en una extrusora que le dará forma para que, finalmente, termine en el proceso de secado.
Más alternativas al carbón vegetal
La fabricación de carbón vegetal (de leña) requiere de grandes cantidades de madera que se obtienen de la tala de distintos árboles. La falta de regularización en la industria del carbón tradicional ha conducido a poner en riesgo ciertas especies arbóreas en distintas partes del mundo haciendo peligrar la biodiversidad. Es que para producir una tonelada de carbón son necesarias, nada menos que unas cinco toneladas de madera.
Ante este panorama, la búsqueda de un sustituto a la madera se hizo urgente, dando como resultado alternativas como la que lleva adelante el emprendedor argentino. No obstante, en otros países ya se está utilizando los desechos de la planta de palma como materia prima en la producción de carbón ecológico. Específicamente, se usan como variante las fibras de las cáscaras de coco lo cual les permite fabricar un carbón CO2 neutral.
El dato anterior no es menor, ya que implica que las emisiones de CO2 y material particulado se reducen drásticamente, contaminando así un 70 % menos que el carbón común. Otras ventajas asociadas al carbón ecológico de coco son su mayor duración de combustión, su rapidez de encendido y la reducción de cenizas haciéndolo una opción más limpia.
Fuente: El extremo sur de la Patagonia.