De no acusar asesinos y dejarlos libres a perseguir a todo el mundo sin pruebas.
Parecería que el fiscal Heiber no estaría pasando unos buenos días últimamente.
Entre la presión de satisfacer al poder de turno y la de ser un buen empleado de la justicia, aparecen las veces que ha sido acusado en los estrados por desconocer el derecho y violar los procedimientos. Una tras otra y contando…
El Procurador Miquelarena con la presión de tener que salir a “defender” al mal empleado que a su vez es su delfín judicial, ha intentado sanear los “errores” – por no decir la brutalidad con la que trabaja Heiber – para que el Ministerio Público Fiscal no quede manifiestamente expuesto al carente recurso intelectual con el que proceden inéticamente sus fiscales.
En la prisa por querer “quedar bien” y no precisamente con la sociedad, Heiber suele enfocarse en sospechosos pese a la existencia de factores y pruebas que señalan lo contrario. Esto, ¿no lo ve?
La obtención de satisfacer convicciones propias o ajenas quizás motivadas por el dinero evidentemente a Heiber lo tienta y no toma en cuenta la evidencia y se equivoca, todo el tiempo.
El incidente más común de la conducta inapropiada de Heiber involucra la desesperación por “quedar bien”, resistiéndose a reparar sobre cualquier prueba o información que no sostenga el caso que está llevando adelante.
Las acciones de Heiber – que las ve todo el mundo menos el Procurador de la Provincia Jorge Miquelarena- involucran un grave comportamiento profesional reprochable, representa un dolor de cabeza al sistema judicial que no puede funcionar normalmente y además, representa un gasto económico a todos los chubutenses en una provincia quebrada por mantener a un empleado que debería haber sido echado por in-útil.
Resta aclarar que encubrir empleados no probos, que no están a la altura del cargo, es CORRUPCIÓN.
Los lectores de CHOLILA ONLINE se preguntan, ¿a quién es funcional Heiber para tamaño encubrimiento de la incapacidad en la función pública?
Ampliaremos…