Cerca de las 23 la Luna comenzó a atenuar su fuerte brillo, y, una hora más tarde, más de la mitad del satélite estaba bajo la sombra. El punto máximo de euforia se dio minutos antes de las 0:30, cuando la Luna tomó distintas tonalidades, alcanzando posteriormente el rojizo.
Una nutrida concurrencia de familias, aficionados, estudiantes y turistas observó anoche, con entusiasmo y curiosidad, en distintas zonas del país, el eclipse total que tiñó de color rojizo a la Luna, el último evento astronómico de este tipo con observación óptima desde el Hemisferio Sur en lo que resta del año.
A las 23.32 de este domingo comenzó eclipse total de Luna que fue visible desde gran parte de los países de América del Sur, Centroamérica, y en parte de Norteamérica, Europa y África.
En el caso de Argentina, sus actuales condiciones climatológicas permiten que habitantes de distintos puntos del país podían observar el satélite «bañado en sangre» poco después de medianoche.
El eclipse de Luna ocurre cuando la Tierra se interpone entre el Sol y ese satélite, por lo cual proyecta una sombra que oscurece a la Luna. Para ello es necesario que los tres objetos estén alineados, algo que no sucede todos los meses porque la órbita de la Luna alrededor del planeta terrestre está inclinada con respecto a la de la Tierra-Sol.