Las imágenes son meramente ilustrativas
La Hoya es un centro de esquí ubicado en la localidad de Esquel, el principal centro turístico de esa región que recibe miles de turistas por cada temporada invernal.
Don Otto, la empresa de transportes que todos conocemos, en 2019 convino un contrato de concesión con el gobierno a través del CORFO (Corporación de Fomento Chubut).
En dicho contrato de concesión, CORFO (parte concedente) contrata a Don Otto (parte concesionaria) para que se encargue por cuenta propia de gestionar las actividades que se realizan en el C.A.M (Centro de actividades de Montaña) de “La Hoya”.
Pero en la convención ambas partes acordaron que la empresa deberá pagar un canon (importe por el permiso de explotación comercial autorizado por el estado) a CORFO, y el problema radica en que se le dio a Don Otto la facultad de establecer a gusto y piaccere las bases para determinar el precio del canon. La empresa, utilizó el cómputo de 5.000 pases de adulto mayor diario en temporada alta como valor de referencia para determinar el mencionado canon.
Eso contrariando lo resuelto por el Tribunal de Cuentas de la Provincia de Chubut, expresando este organismo: “que la forma de pago del canon, en pases y servicios, no se encuentra prevista en el pliego y no resulta un aspecto pasible de modificación… razón por la cual debería rechazarse la oferta presentada”.
Pero a la CORFO no le habrían interesado las resoluciones del tribunal y dio riendas sueltas igualmente a lo estipulado en el contrato.
Los pases son “entradas” para que los turistas puedan disfrutar de las actividades de esquí y snowboard en La Hoya. Están divididos en categorías según el rango etario (menor, mayor y senior) y temporada (baja, mediana y alta).
El contrato de concesión en su clausula SEPTIMA, segundo párrafo, establece un “cronograma de bonificaciones” ¿Qué significa esto? Es un régimen que establece reducciones en el monto del canon a favor de Don Otto y que va disminuyéndose tal beneficio a medida que va cumpliendo años de vigencia el contrato.
Como se ve en la fotografías, el texto establece para el primer año de vigencia una reducción del 80% del canon a ser pagado por la empresa, por lo que ésta debe pagar solo un 20% y quedándose con el resto de las ganancias. Para el segundo año se aplica una reducción del 60%; para el tercero del 40%; para el cuarto 20% y para el quinto año de vigencia del contrato 0%, es decir que recién para ese momento (2023) finalmente Don Otto debería pagar todo el canon.
En el 2019, que fue el año en el que se celebró el contrato de concesión entre CORFO y Don Otto, el valor de cada categoría de pases iba de $1.030 (pase baja menor/senior) a $1.800 (pase alta mayor). La firma, en aquel año, alcanzó los 5.000 pases estipulados en el convenio y tendría que haber pagado $5.750.000 a CORFO (el estado) a efectos de cumplir la cláusula contractual acordada, pero recordemos que según el contrato, al ser el primer año, Don Otto debe tener una bonificación del 80%, es decir una reducción al canon de 5.000 pases, dando como resultado, teniendo en cuenta las ganancia total en pases, la suma de $ 4.600.000.
En consecuencia, la empresa a fin de cuentas solo debería haber pagado aquel año $1.150.000 de canon anual obligatorio.
Pero hay más, por resolución 145/19, CORFO faculta a Don Otto a establecer y comercializar los pases como se le plazca, lo que le da poder para ponerles el precio que desee. Pero lo verdaderamente interesante es que además ofrece a la firma una compensación para que le haga descuento en los pases a las personas residentes, concepto que el estado denomina “tarifa diferencial residente” ¿no será mucho?
En el 2019 Don Otto habría comercializado 646 pases residentes y en consecuencia, CORFO le habría abonado la suma de $26.000.000 en calidad de compensación por esos descuentos a los residentes. Pero hay algo que no queda claro, puesto a que según la resolución 145/19, CORFO tiene como “tope” de compensación la totalidad del canon establecido contractualmente. Si tenemos en cuenta que en 2019 habría comercializado un total de $1.150.000 equivalente a los 5 mil pases, no se entiende a ciencia cierta bajo qué concepto CORFO habría pagado los $24.850.000 restantes.
Luego del 2019, Don Otto aprovechó sus facultades de discrecionalidad para establecer los precios de los pases y comenzó a aplicar tarifazos colosales, tan así que hubría existido entre 2019 y el invierno del 2021 una suba del 150%.
Es así que el año pasado una persona mayor que quisiera disfrutar de la temporada alta debía pagar la suma diaria de $4.500.
El despilfarro colosal que viene haciendo el estado a través de CORFO quedó en evidencia para nosotros cuando una de nuestras fuentes nos facilitó el ticket del total de pases de uno de los usuarios de las instalaciones del C.A.M de La Hoya.
Esta persona estuvo varios días utilizando los servicios y debería haber gastado un total de $83.700; pero resulta que es residente de la zona, por lo tanto en virtud de la “tarifa diferencial residente”, el CORFO se hizo cargo del 66.67% de ese momento, que significa, que la persona en cuestión solo tuvo que pagar $28.381 y los $55.800 restantes, por increíble que parezca fueron abonados por el estado a Don Otto en carácter de compensación.
Si tenemos en cuenta que Don Otto debe pagar el canon anual obligatorio de 5.000 pases adulto mayor diario en temporada alta bajo las cláusulas del contrato de concesión, entonces la empresa el año pasado debería haber pagado de canon anual la suma $22.750.000. Pero según el contrato, por ser el tercer año le corresponde a Don Otto una reducción a su favor en el canon del 40%, por lo que solo debería haber pagado $9.100.000, quedándose la empresa con una ganancia absoluta de $13.650.000, obviamente sin tener en cuenta la compensación que le hace el estado a la firma por los descuentos a los residentes, lo que daría dividendos mucho mas siderales a favor de los empresarios de Don Otto.
Las sumas debían depositarse en una cuenta corriente del Banco del Chubut S.A.
Ahora, llegados hasta este punto podríamos decir: “bueno… por lo menos la empresa cumplió con un pequeño monto de todo lo adeudado”, pero la realidad sería que Don Otto NUNCA habría pagado el canon anual obligatorio de 5 mil pases.
Pero eso no es todo. CORFO, no solo le cedió a Don Otto la explotación del C.A.M de La Hoya, también le prestó personal para que lleve a cabo tareas en los medios de elevación. Debiendo hacerse cargo Don Otto del pago de haberes de esos empleados ¿Y adivine qué? jamás les pagó los sueldos, y tampoco se habrían llevado a cabo las obras.
Teniendo una deuda con el estado en este aspecto de $4.5 millones.
Recientemente, salió a la luz un intento del oficialismo encabezado por el legislador Pablo Nouveau de aprobar un proyecto de ley que permita bajar el canon anual que obliga a Don Otto, utilizando como excusa la creación del “pase de residente”, pero la cláusula novena del contrato de concesión entre CORFO y Don Otto ya lo prevé. Si llega a triunfar ese proyecto de ley, la firma no solo se beneficiaría con las bonificaciones pactadas en el contrato de concesión, con la compensación que le hace el estado en carácter de “tarifa diferencial residente” sino que también saldría favorecida la firma en lo que respecta a que pagarían mucho menos de canon, implicando así una perdida millonaria por parte del estado y frondosas ganancias para la empresa, todo gracias a los esfuerzos de los legisladores que responden a los lineamientos políticos de Arcioni.
Dicho sea de paso, según nos informan en estos días estarían presentando ese proyecto de ley para que sea debatido y aprobado. El secretario de turismo de Trevelin Juan Manuel Peralta estaría viajando esta semana a Rawson supuestamente para “presionar” a los legisladores, buscando una apresurada sanción de la ley que beneficiará a Don Otto con grandes dividendos.
Todas estas operaciones que acabamos de manifestar, ocasionan una pérdida de dinero astronómica casi imposible de calcular para el estado, o mejor dicho, para el ciudadano chubutense que paga impuestos.
¿Cuál es el motivo de tan aparatoso beneficio económico por parte del estado a una empresa de transporte? Nos lleva a pensar que aquí también habría sospechas de negociaciones espurias por parte de Arcioni y su círculo de confianza.
Podríamos pensar que todo ese acervo dinerario que sale de los fondos del estado para ingresar a la caja de Don Otto, luego en alguna cueva, se lo repartirían los empresarios con la gente de Arcioni, apoderándose impunemente del erario público sin que lo sepamos ¿Será esa la realidad?
Hasta ahora, de acreditarse todo lo expuesto en la justicia, la Unidad Ejecutora Provincial (UEP) y el Ministerio de Producción de la Provincia bajo la conducción de Leandro Cavaco, estarían incurriendo en el delito de incumplimiento de los deberes del funcionario público.
Infierno en la ruta
Otro caso que evidenció claramente una tamaña preocupación de los empresarios al frente de Don Otto para no largar un peso, fue el que tuvo lugar el 11 de mayo a 100 kilómetros de Esquel.
Verdadero infierno fue el que vivió un grupo de pasajeros a bordo de uno de los colectivos de la empresa, en el trayecto de Esquel-Trelew.
El móvil quedó inutilizable por la noche a 22 kilómetros de Tecka. Se había roto la bomba eyectora del rodado y allí estaban los choferes de la empresa con cerca de 40 pasajeros arriba del ómnibus, sin calefacción y sin saber qué hacer, con una helada que se hacía sentir presente a medida que avanzaban los minutos.
A bordo había mujeres ancianas, bebés y personas enfermas que debían viajar al valle a hacerse intervenciones quirúrgicas de urgencia. Los choferes carecían totalmente de un plan B, no tenían señal, ni radios de comunicación especiales para pedir ayuda.
Lo que vamos a contar a continuación parece sacado de una película de terror, pero los sobrevivientes de esas desesperantes circunstancias nos cuentan que los choferes frenaron al único buen samaritano que circulaba por la oscura ruta, y le entregaron un papel con números de teléfono escritos de Don Otto, para que se dirija a alguna ciudad con señal y se comunique pidiendo ayuda, como si estuvieran en la década de los 60´. Nunca volvió.
Luego pasaron un par de policías, también, le entregaron un par de números, pero los efectivos se esfumaron y el auxilio nunca vino.
Los pasajeros empezaron a enfurecerse, algunos comenzaron a tener problemas de salud como consecuencia del frío. Hasta que la paciencia se agotó y empezaron a irse todos a dedo aprovechando la solidaridad de los conductores que pasaban por el lugar.
El grupo se organizó mediante WhatsApp para hacer los reclamos pertinentes a la sede de la firma ubicada en Tecka, con la esperanza de percibir alguna restitución de los pasajes pero desde la asesoría de la entidad les respondieron que no iba a ser posible la restitución y que solo podían dejarles los “pasajes abiertos”, es decir, dejárselos disponibles para que vuelvan a viajar.
Básicamente, después del infierno que tuvo que soportar este grupo de personas, a la empresa le dio la cara todavía para obligarlos a viajar y sin devolverles el monto que habían abonado por un viaje que nunca se consumó.