El adjetivo “flamígera” con el que me referencian, lejos de ofenderme, puesto que no soy susceptible, ciertamente supone algo que “imita la apariencia de llama” emitiendo luz, o bien etimológicamente es una palabra que proviene del latín y significa “el que lleva la llama”, por lo que, enhorabuena y bienvenida tal adjetivación a mi persona, porque mi trabajo como legítima representante del pueblo pretende echar un poco de luz al descontrol gubernamental que padece nuestra provincia. Incluso, los ataques provenientes desde diversos sectores –casi siempre a través de los medios de comunicación y que suelen quedar en el ámbito de la “libertad de expresión”, para quitarse el sayo sus autores intelectuales- al espacio político del cual formo parte no son una casualidad ni obra de una conspiración del universo.
Lejos de ello, se trata de una clara causalidad, se trata de un trabajo conjunto, articulado y organizado desde diversos poderes ejecutivos, fundamentalmente el provincial, de un órgano “de control” de este último (nombrado al exacto mismo tiempo que aprobaban la ley de megaminería, curiosamente) y sectores privados, todos los cuales acompañaron indisimulablemente una ley que pretendía arrasar con el AGUA y la VIDA de los y las chubutenses y acallar o comprar voluntades disidentes en relación a tal proyecto.
Y, en tal contexto, pese a la infinidad de embestidas provenientes de ese verdadero “cabaret”, este espacio político del que formo parte no solo ha cumplido su palabra empeñada con el pueblo que legítimamente representa al decir NO es NO, sino que en mérito a la tarea para la que fuimos elegidos/as no solo legisla sino que también desnuda e indaga en cada oportunidad los vacíos, las desidias y la enorme hipocresía del gobierno provincial, el cual, a juzgar por el boletín oficial cuenta con ingentes recursos para pauta publicitaria –la cual sería fundamentalmente utilizada para difamar a los integrantes de este espacio- y no cuenta con los mismos recursos para pagar un sueldo digno a los empleados provinciales. No puede garantizar debidamente ni la salud, ni la educación, ni jubilación digna, ni la seguridad, ni la obra pública, ni la vivienda, ni los controles ambientales ni de pesca, ni la transmisión de información entre los diversos organismos, etc.
Sepan que no nos intimidan y que vamos a seguir respetando el pacto social, que las afrentas a estas personas, las afrentas a título personal solo disfrazan u ocultan su propia impotencia e incapacidad para encargarse de lo verdaderamente importante, administrar con honestidad los recursos de todos los y las chubutenses, hoy despilfarrados por doquier.
Nota a la que responde la diputada Lloyd Jones De puño y letra: Del «estado paralelo» de Trelew al «cabaret» del madernismo