“La muerte de mi amada Madre, Su Majestad la Reina, es un momento de la mayor tristeza para mí y para todos los miembros de mi familia», indicó el comunicado del nuevo soberano, el más longevo en asumir el trono en la historia del Reino Unido, con 73 años.
«Lamentamos profundamente el fallecimiento de una soberana y una madre muy querida», prosiguió.
«Madre amada, sé que su pérdida se sentirá profundamente en todo el país, los Reinos y la Commonwealth y por innumerables personas en todo el mundo», continuó.
Carlos III anunció además que durante este período de luto y cambio, él y su familia serán «consolados y sostenidos por el conocimiento del respeto y el profundo afecto» en el que la reina fue «tan ampliamente reconocida».
El Palacio de Buckingham sorprendió más temprano a toda la nación cuando comunicó que los «médicos estaban preocupados» por la salud de la soberana Isabel II.
Tras informarse la noticia de su muerte, se puso en marcha un operativo conocido como “Operación Puente de Londres”, un protocolo secreto planeado hace años con los detalles sobre las primeras horas tras anunciarse el fallecimiento.
Según la operación Puente de Londres, al fallecer la monarca en la residencia de Balmoral, el responso más inmediato tendría lugar en la catedral de Edimburgo, donde se aplicaría otro protocolo, conocido como Operación Unicornio.
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