Caminar, trasladarse en bicicleta, o en colectivo. Esas son algunas de las recomendaciones que dan los expertos en cambio climático a la hora de reducir el daño en el ambiente que produce el transporte. Cada 22 de septiembre se conmemora el Día Mundial Sin Automóvil, una iniciativa que busca reducir su uso. Y para eso se invita a los ciudadanos a dejar los autos en casa y probar nuevas formas para desplazarse, al menos por un día.
En el año 2000 la Comisión Europea tomó la fecha como iniciativa para el Viejo Continente. También se instaló como día mundial. Desde entonces durante toda la semana se busca que las ciudades promuevan modos de transporte sustentables. Y que inviertan en las nuevas infraestructuras que los hagan posibles.
En un mundo que tiene cada vez más problemas para abastecerse de energía, algo que agudizó con la guerra entre Rusia y Ucrania, las dificultades para acceder a los combustibles fósiles crecen. Y se pone en cuestión el uso de los medios de transporte individuales como lo es el automóvil.
Qué efectos producen los el Automóvil
Las imágenes se repiten y son más preocupantes en las grandes urbes. Filas interminables de vehículos que taponan los accesos en las horas pico, de entrada y salida de las ciudades. Embotellamientos que crispan el humor. Bocinazos a toda hora. «Hay cada vez más gente con auto en las ciudades. Y el transporte público enfrenta el problema de no ser rentable. Entonces los fondos se destinan a subsidiarlo y las flotas no se renuevan», dice Joaquín Berger, Coordinador de Educación de Eco House.
Se estima que el 40% de la población respira aire contaminado debido a la quema de combustibles fósiles por el automóvil. Pero además de todo eso los autos producen efectos que, aunque no se escuchen ni se vean, producen un fuerte impacto. «Dióxido de carbono, monóxido de carbono, dióxido de nitrógeno, e hidrocarburos no quemados, además de compuestos de plomo y partículas sólidas son algunas de las emisiones que despiden al ambiente», dice Leonel Mingo, coordinador de campañas de Greenpeace Argentina.
«Todos tienen efectos sobre el clima, son gases de efecto invernadero, y muchos de ellos además producen impactos en la salud humana», agrega el experto. Y explica que el dióxido de carbono no provoca daños directos en la salud, pero es el gas de efecto invernadero por excelencia. «A mayor concentración de dióxido de carbono en la atmósfera mayor y más rápido se dará el efecto invernadero y por ende más intensos y seguido serán los eventos climáticos extremos», señala Mingo.
Además, según el Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero el sector de transportes genera el 15% de las emisiones de gases de efecto invernadero en la Argentina.
Cuáles son los riesgos para la salud
Estos efectos son caros a la vida cotidiana. «Estos gases contaminantes, que provienen de los autos -y en particular de los motores diesel que son más contaminantes– provocan múltiples enfermedades respiratorias y de piel», señala el experto.
Los caños de escape de los vehículos expiden una mezcla de sustancias como el dióxido de nitrógeno (NO2), detalla Mingo. «Está relacionado al aumento de los problemas respiratorios que afectan a niños y adultos mayores. Produce inflamación en vías respiratorias, alergias, cambios en los alvéolos pulmonares disminuyendo las defensas a enfermedades respiratorias; además, deteriora la capacidad pulmonar, promueve envejecimiento celular acelerado, distintos tipos de cáncer y Enfermedad Obstructiva Crónica (EPOC)».
El especialista agrega: «Además, las emisiones por combustión de gasoil han sido reconocidas como cancerígeno de primera categoría por la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer». Según datos de la Organización Mundial de la Salud, nueve de cada diez personas respiran aire con altos niveles de contaminantes.
Berger refiere a otro tema de relevancia: los siniestros viales que producen. «En 2021 murieron 3.800 y a pesar de la pandemia, personas en la Argentina». A eso se agrega la contaminación acústica que reduce la calidad de vida, entre ellos acarrea problemas de sueño y depresión.
La historia del Día Mundial sin Automóvil
Las primeras iniciativas para desalentar el uso de los autos particulares surgieron con la crisis del petróleo, en 1973. El objetivo era promover medios de transporte más eficientes.
Pasaron dos décadas hasta que se implementó la primera jornada sin coches. Las protagonistas fueron las ciudades de Reikiavik, en Islandia, La Rochelle, en Francia y Bath, en el Reino Unido, en 1994. De hecho Gran Bretaña fue el primer país en proponer la jornada, en 1997.
Qué posibilidades abren los expertos
En este escenario, las ciudades cumplen un papel central. «Es fundamental adecuarlas de modo que permitan una movilidad sostenible. Tener en las cercanías todo lo que podamos necesitar: descentralizar las sedes comerciales y administrativas; poder ir a pie o en bicicleta, contar con una buena red de ciclovías y servicio de transporte público de calidad», detalla Mingo.
Y desmistifica una idea muchas veces asociada a las energías limpias: el auto eléctrico. «Esa opción no es real, al menos no en la mayoría de los países ni para la mayor parte de la población, por los costos que implica. Son autos de lujo. Pero además, tiene consecuencias no deseadas para el ambiente en tanto requiere de minería de litio, contaminante para las comunidades», señala en integrante de Greenpeace.