El ministro de Salud, Mario Antonio Russo, renunció a su cargo en el Gobierno Nacional. Su dimisión será presentada formalmente este viernes 27 de septiembre, según confirmaron fuentes oficiales a Infobae.
De esta forma, el funcionario dejará de formar parte del Poder Ejecutivo, a cargo del presidente Javier Milei.
Antes de ejercer como titular de la cartera sanitaria en la presidencia de Milei, Russo fue secretario de Salud en los municipios de San Miguel y Morón. Graduado de la Universidad Nacional de Buenos Aires, es especialista en cuidados perioperatorios de cirugía cardiovascular y tiene una reconocida trayectoria de casi una década en FLENI.
Su gestión de 10 meses tuvo uno de sus momentos más álgidos con la histórica epidemia de dengue en el último verano. Con ese antecedente, el Gobierno se encuentra gestionando operativos de prevención en la actualidad y planificó una campaña de vacunación antes de la llegada de temperaturas cálidas.
La carrera de Russo
Comenzó su carrera como residente de cardiología en el Hospital Español de Buenos Aires en 1990, y posteriormente trabajó en la Unidad Coronaria de la Clínica Bazterrica. En el sector público comenzó en 2001, al asumir la dirección del Servicio de Cardiología en el Hospital Polo Sanitario Malvinas Argentinas, donde también se encargó de la Unidad Coronaria y las áreas de atención ambulatoria y cirugía cardiovascular.
Posteriormente, pasó a la función pública con sus cargos en los Municipios del Conurbano bonaerense. De esta manera, pasó por otros puestos en el Estado.
El ahora exministro de Salud se encontraba abocado a otras cuestiones de la gestión sanitaria: un ejemplo era la coordinación con sus pares provinciales para la campaña de prevención contra el dengue 2024-2025.
Dentro del Ministerio de Salud consideran que la formalización de Lugones como principal mandamás de la cartera «va a clarificar las cosas». Incluso, veían con buenos ojos el cambio. Esto no eximió que en los últimos días no se hubieren producido ruidos hacia el interior de Salud. «Fueron movidos», se sinceran ahí adentro.