El biólogo Stuart «Chacho» Blake, nacido y criado en los campos de Río Gallegos, Santa Cruz, vivió 40 años en el Reino Unido, y regresó a la Patagonia para radicarse definitivamente en Chubut.
El miércoles estuvo reunido con el gobernador de Chubut, Ignacio Torres, y los diputados en la Legislatura a quienes le expuso la necesidad de llevar adelante un plan de manejo de guanaco, que -aseguró- si no hacen algo ahora «va a destruir la Patagonia».
«Chacho» Blake, quien estudió en Escocia, conocedor del interior profundo de Santa Cruz, polemizó con la comunidad científica que nuclea a directivos de INTA de la región Patagonia Sur y del Conicet de la Argentina.
El biólogo declaró que hace décadas que los científicos que tienen ascendencia sobre las políticas ambientales, están «llenando de mentiras» a los ciudadanos sobre la manera en que hay que lidiar con el guanaco.
«El plan de manejo sustentable se gestó en Trelew, Rawson y Puerto Madryn, y fue escrito por gente como Andrea Marino, con peso científico, pero con una posición extremista antioveja y proguanaco. No había ninguna consideración de la sobrepoblación», arremetió.
Blake no dudó que esta especie que «se reproduce de manera exponencial», se ha vuelto «incontrolable» y amenaza no solo a los productores, sino que también está alternando el equilibrio de la región.
«Va a llegar un momento donde el último guanaco se va a comer el último pasto y puede que sea el de tu jardín», advierte «Chacho» Blake en diálogo con EL CHUBUT. Mencionó que le encantaría debatir con Gabriela Lichtenstein, doctora de la Universidad de Cambridge, y con Andrea Marino del Conicet de Puerto Madryn, dos referentes en la materia.
Además, rebatió que no «hay ningún fundamento científico» para que el guanaco haya sido incluido en la «Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres» (CITES), lo que constituye un impedimento para su comercialización.
LOS «VERDES TRUCHOS»
Blake propone -lisa y llanamente- que hay que erradicar miles de guanacos que podrían servir de alimento para la población y comercializarlos sin ningún tipo de trabas. Recalcó que Santa Cruz está avanzando en una legislación para empezar a tomar las riendas del asunto.
No obstante, temió que en Chubut no van a poder replicarlo debido a que consideró que está muy instalado el discurso de lo que él denomina «los verdes truchos», aludiendo a las tesis académicas que dan sustento a las políticas que desplegaron en las últimas décadas.
Esto mismo le hizo saber el biólogo al gobernador Torres en la reunión que mantuvo el miércoles. «Le dije ‘cuidado Nacho: si vos firmas lo que hay que firmar, que es un plan de manejo que te permite sacar centenares de guanacos, estos verdes truchos han estado mintiendo décadas y corrés un riesgo enorme’», señaló.
Blake mencionó que este paradigma, que asegura que va en contramano de lo que pasa en el primer mundo, empezó a cambiar en nuestro país desde el año pasado. Ahora son las provincias y no la Nación las que tienen la potestad de decidir sobre cómo controlar los guanacos.
«El 26 se septiembre salió legislación nacional derogando el plan nacional de manejo de guanaco y dándole a las provincias sesenta días para crear su propio plan. Santa Cruz va a poner el plan de manejo que hace falta sacando los centenares de miles», remarcó.
RUMBO A LA» DESERTIFICACION»
En los campos de Santa Cruz hay cuadrillas de 4.000 hasta 16.000 guanacos, que arrasan con el agua y las pasturas de las ovejas causándole pérdidas económicas a los productores.
En Chubut se cree que hay alrededor de un millón de guanacos en total, mientras que los campos con hacienda ovina están en franco retroceso debido a la falta de rentabilidad.
En el área de influencia de la Rural del Virch, en las últimas dos décadas, pasaron de tener unos dos millones de ovinos a unos 500 mil en la actualidad. Blake mencionó que el guanaco, a esta altura, trasciende el problema económico de los productores ovinos -que sí existe- para convertirse en un drama ecológico que va a «desertificar» la región.
«El guanaco invade campos y copa bebederos: eso es un problema económico. El problema ecológico es lo que viene después: podés sacar todas las ovejas ahora y va a ocurrir igual», advirtió.
Por último, Blake mencionó que la legislación es apenas un primer paso para empezar a solucionar el problema. La segunda cuestión, más compleja aún, es cómo erradicarlo. «El animal es tan inteligente, tan físicamente superdotado, que es muy difícil; corre más rápido que el caballo, si lo encerrás una vez se te vuela», concluyó.