Villa Pehuenia Moquehue. En el corazón de la Patagonia argentina, se esconde un rincón donde la naturaleza despliega su magia en cada estación, pero es durante el otoño cuando Villa Pehuenia Moquehue se revela en todo su esplendor.
Por eso, elijo esta estación para ir a recorrer sus senderos. Al estar allí, no puedo evitar sentir que cruzo el umbral de un cuento de hadas, donde los paisajes, como pintados a mano, cobran vida y los colores se mezclan.
El aire fresco del otoño invita a adentrarse en un mundo donde los ñires se visten de un rojo intenso, contrastando con el vibrante verde de las araucarias que parecen custodiarlas. Cada paso es una invitación a maravillarse con su belleza.
La paleta otoñal , amarillos, rojos y verdes, se desplegaban ante mis ojos como una obra maestra, una delicia visual que invita a ser capturada en cada clic de la cámara. Es en este lugar en el que siempre encuentro un paraíso: cada montaña, cada arroyo y cada rincón es una oportunidad para crear obras de arte.
Los lagos Aluminé y Moquehue son espejos de esta estación mágica. Al amanecer, el espectáculo es sublime: el vapor que se eleva del agua, las nubes bajas que acarician las montañas, y la luz suave del alba transforman el paisaje en un cuadro impresionista.
En esos momentos, el tiempo parece detenerse; mis sentidos se despiertan, y la maravilla se instala en mi corazón. La atmósfera se llena de un silencio que pide a gritos ser disfrutado en plenitud.
Durante el día, los senderos que serpentean a través de bosques milenarios me invitan a la exploración. El sonido de las hojas secas crujientes bajo mis pies aporta una música natural, mientras que los murmullos de pequeños arroyos y cascadas añaden un toque melodioso al entorno.
Los amantes del senderismo, como yo, encontrarán rutas que van desde paseos suaves hasta desafíos más exigentes, cada uno ofrece vistas panorámicas que dejan sin aliento.
Al caer la noche, Villa Pehuenia Moquehue vuelve a encantarme. El cielo se convierte en un manto de estrellas brillantes, y el aire se siente más puro que nunca. Aquí, bajo este firmamento, me siento pequeño ante la inmensidad del universo. Es un momento propicio para conectarme con la belleza de la naturaleza.
Además, la cultura local también se hace presente en esta época del año. Los sabores de la gastronomía patagónica, con platos que incluyen trucha fresca de los ríos y exquisiteces hechas con productos locales, se complementan con el calidez de la gente del lugar.
Si querés disfrutar de todos estos sabores, el fin de semana del 2, 3 y 4 de mayo, Villa Pehuenia Moquehue será el escenario de una nueva edición de la Fiesta Nacional del Chef Patagónico. Este evento es una excelente oportunidad para disfrutes de la exquisita gastronomía de la Patagonia.
Si vas, deberías salir a caminar por la villa. Disfrutá de un tranquilo paseo por la Plaza de las Instituciones, encontrarás el monumento que conmemora a los excombatientes de la guerra por las islas Malvinas. Al transitar por estas calles tendrás una maravillosa vista panorámica de la Laguna “El Manzano”, un pintoresco escenario rodeado de sauces, y álamos, especies exóticas.
Al pasar la laguna, te encontrarás frente al lago Aluminé con su imponente azul. Adentrándote en la pequeña península, verás el Muelle Turístico, un punto panorámico que se adentra 45 metros sobre las cristalinas y serenas aguas del lago y permite diferenciar su variedad de tonalidades. La excursión embarcada recorre todo el lago, mostrando desde el agua las bellezas que pueblan las costas.
Podés ir al cerro Batea Mahuida, hacer caminatas por senderos y un ascenso a la cima desde donde se puede apreciar volcanes chilenos y del lado argentino de la cordillera, el imponente Lanín.
La unión de los lagos Aluminé y Moquehue da inicio a un paseo turístico denominado Cinco Lagunas en donde la naturaleza y la cultura encuentran su mejor escenario. Inicia a unos 3 km del centro de Villa Pehuenia y se puede ir en vehículo, bici o con una caminata.
Se accede cruzando el puente sobre el río la Angostura, un estrecho río de apenas 500 metros que une los lagos Aluminé y Moquehue. A unos 4 km desde el puente, existe un acceso de ingreso al territorio de la Comunidad Mapuche Puel.
En su interior existen cinco lagunas que proponen recorridos ricos en paisaje y cultura. A medida que se transita el circuito entre laguna y laguna, los habitantes de los hogares de la Comunidad Mapuche van recibiendo a los visitantes.
La unión de colores, la magia de los amaneceres y la serenidad de las noches estrelladas hacen de este lugar un auténtico paraíso terrenal. Según publica Río Negro.
Para aquellos que sienten pasión por la naturaleza y la fotografía, el otoño es una experiencia imperdible, un cuento mágico que perdurará en la memoria y en el alma.