Una inspección de rutina en la barrera sanitaria patagónica logró impedir el ingreso de 116 kilos de cítricos y paltas sin tratamiento cuarentenario.
El operativo, realizado por la Brigada Canina del Senasa en el Puesto de Río Colorado, refuerza el compromiso de mantener a la región libre de la plaga Mosca de los frutos. Según informó el Portal del Estado Argentino, la mercadería provenía de Jujuy y se dirigía a Santa Cruz, oculta en una camioneta para evitar los controles.
El procedimiento y la detección
La Brigada Canina del Senasa identificó el cargamento durante un control rutinario. Al constatar que no cumplía con los requisitos sanitarios exigidos —tratamiento cuarentenario y documentación respaldatoria—, se procedió al decomiso inmediato.
Se trataba de frutas hospederas de la plaga Mosca de los frutos, lo que representa un riesgo para la producción frutihortícola de la Patagonia. Durante la inspección se detectó la presencia de pupas y larvas, por lo que se enviaron muestras al Laboratorio del Programa de Control y Erradicación.
Requisitos para ingresar frutas y hortalizas a la región
El área patagónica mantiene un estatus sanitario libre de Mosca de los frutos gracias a la aplicación de estrictos protocolos de control. Las frutas y hortalizas hospederas solo pueden ingresar si cuentan con tratamiento cuarentenario y la documentación correspondiente.
Quienes viajen en transporte de pasajeros o vehículos particulares deben saber que está prohibido ingresar este tipo de mercadería. El Senasa recomienda consultar previamente el listado de productos restringidos disponible en su sitio web, o comunicarse al correo responde@senasa.gob.ar o vía WhatsApp al +54 11 3585 9810 para evitar infracciones.
La importancia de la barrera sanitaria patagónica
Los controles en la Barrera Patagónica son esenciales para preservar la producción frutihortícola de la región. La introducción de plagas como la Mosca de los frutos podría afectar gravemente a la economía y al ecosistema local.
Operativos como el realizado en Río Colorado muestran que la vigilancia constante y la colaboración de la ciudadanía son claves para proteger el patrimonio sanitario patagónico.