La actividad física es fundamental para un envejecimiento saludable.
Especialistas destacan que las sentadillas son un ejercicio de fuerza simple pero muy efectivo para mantener huesos fuertes, músculos activos y un corazón sano después de los 60 años.
Con el paso de los años, el cuerpo pierde densidad ósea y masa muscular, lo que incrementa el riesgo de fracturas y limita la movilidad. Según C5N, las sentadillas ayudan a contrarrestar este deterioro, fortaleciendo las piernas y la cadera, claves para sostener la independencia en la vida diaria.
Mejora del equilibrio y prevención de caídas
Otro beneficio central de las sentadillas es su aporte al equilibrio. Este factor resulta esencial en la tercera edad, ya que previene caídas, una de las principales causas de lesiones en adultos mayores. Al trabajar varios grupos musculares a la vez, el cuerpo gana estabilidad y coordinación.
Un impulso para la salud cardiovascular
Más allá del sistema óseo y muscular, este ejercicio también favorece la circulación sanguínea y activa el ritmo cardíaco. Practicar sentadillas con regularidad contribuye a mejorar la capacidad aeróbica y la resistencia del corazón, protegiendo la salud cardiovascular.
Fácil de incorporar a la rutina diaria
Las sentadillas no requieren equipamiento ni espacios especiales, lo que facilita su práctica en cualquier lugar. Este aspecto elimina barreras y permite integrarlas de manera constante a la rutina, garantizando beneficios a largo plazo.
Una herramienta para la longevidad activa
Los especialistas coinciden en que la longevidad no solo implica vivir más años, sino hacerlo con calidad. Incorporar sentadillas a partir de los 60 años representa una decisión inteligente para mantener movilidad, fuerza y bienestar general.




