Una medida judicial frenó el loteo de tierras en El Bolsón al magnate Lewis. En Chubut fueron liberados los 3 presos del conflicto con Benetton. Se abrió un paréntesis forzado por la movilización social. Conflicto por la territorialidad. Estrategia capitalista y nuestro planteo para la movilización y organización independiente
Hay una nueva coyuntura en los dos conflictos político-territoriales más importantes. En El Bolsón, un juez tuvo que resolver el freno al loteo de bosque nativo que se iba a realizar a favor de Lewis. En Chubut, la lucha de la comunidad Lof por las tierras expropiadas por Benetton logró liberar los 3 presos por la protesta. Hay un paréntesis. Pero, la perspectiva es a nuevos choques, más tensiones. Existen dos modelos incompatibles: uno, es el de Lewis, Benetton y sus administradores políticos en el Estado. Ese es de acaparamiento, de expansión capitalista. Enfrente, otro modelo, el de las comunidades, los pueblos que saben sus derechos, los defienden y no ceden. La fuerza de la movilización social independiente es un escollo clave de los planes capitalistas: medio pueblo de El Bolsón movilizado y simpatía nacional con ese proceso. Coraje increíble de la comunidad mapuche en Chubut, pese a la salvajada de la represión a lo «Roca». Creciente repudio, internacionalización del escándalo e impasse. Ese es el cuadro hoy. Se midieron fuerzas, y ahora se abrió un paréntesis. Para preparar el nuevo escenario de confrontación, hacemos nuestra contribución sobre táctica y fundamentalmente, sobre estrategia.
Territorialidad y valoración capitalista en el siglo XXI
El capital tiene una lógica y es la acumulación, la rentabilidad, la creación de cosas para ser vendidas y acumular ganancia. Para eso, integra a su lógica mercantilizadora todo lo que puede. Se desplaza buscando nichos para esa tarea. Cuando lo hace, transforma el carácter de las cosas.
En el siglo XIX la integración de Argentina al mundo capitalista se digitó desde el imperialismo inglés dominante y se ejecutó en sociedad con la burguesía local. La condición era valorizar territorio para la exportación agroganadera. Millones de hectáreas en el sur fueron el objetivo. No había «desierto» ahí, había comunidades preexistentes. Sin negociación posible, con el fusil y el ejército roquista se expropió territorio y asesinó a mansalva. Se mercantilizó la Patagonia en una primera etapa.
Ahora, en un nuevo ciclo capitalista internacional, la valorización exige como condición una nueva forma de expropiación, depredatoria y contaminante. Cortoplacista y anárquica, sin plan de perspectiva. Megaminería, fracking y especulación inmobiliaria requieren territorio. Cordillera, glaciares, bosque nativo, todo. En esa dinámica, la gente sobra, está de más, molesta. Hay que desalojar de obstáculos el camino. Sin embargo, la resistencia crece, se multiplica y tonifica. Son dos modelos en pugna, son dos lógicas: el pasado capitalista que no termina de morir, y el futuro para el 99 % que no termina de nacer.
Nacionalizar la protesta y multiplicar la propuesta alternativa
Está claro que nacionalizar el reclamo en defensa de los bienes comunes contra el saqueo extractivo es la primera tarea, impostergable. El marco es que en los últimos 15 años, gobiernos progresistas mediante, se consolidó y expandió la concentración, el acaparamiento. OXFAM es una ONG que publicó un trabajo titulado «Desterrados: tierra, poder y desigualdad en América Latina». En él ofrece con base empírica, muy seria, datos impresionantes en América Latina: para Argentina señala que el 1 % de los propietarios tiene casi el 40 % del territorio. Por lo tanto, no hay otro camino que retomar la tarea inconclusa en todo el continente y Argentina que consiste en reorientar la tenencia, propiedad y uso del territorio. En pocas palabras: reforma agraria y repoblamiento planificado. Para ello, las reivindicaciones de las comunidades originarias son cruciales. Nosotros, anticapitalistas y socialistas, luchamos por la restitución territorial y la autodeterminación que reclaman las comunidades. Tenemos un enfoque, por eso, plurinacional y de relación e intercambio solidario, socialista entre iguales. El reclamo originario y la estrategia revolucionaria del socialismo que defendemos es totalmente compatible. Y a la vez, un uso social del territorio democráticamente determinado recuperando la soberanía territorial para decidir. Hoy, el capital, su valorización y la personificación clasista de sus beneficiarios deciden: Lewis, Benetton, Turner, toda la superestructura estatal de partidos, sindicatos y jueces, junto a las empresas mediáticas que operan como ejecutoras de esa orientación de clase capitalista. No somos fetichistas de la naturaleza, somos socialistas con perspectiva ecológica. Recuperamos de Marx una idea fuerza clave: la concepción de la relación con el entorno socioambiental como metabolismo, como dialéctica, como gestión racional. Nuestro enfoque implica, finalmente, transformar el modelo de producción social y basarlo en la generación de valores de uso. Pensamos en producir las cosas necesarias para que la vida de la mayoría sea más libre, emancipada de la alienación capitalista. Esa determinación de lo «socialmente necesario» implica otra democracia, desde abajo, de mayorías, no de castas. Supone arrebatar el poder político a los capitalistas, desmantelarlo y montar otro, transitorio, provisorio, para apoyar la expansión regional e internacional de otro modelo. Parece abstracto, pero es concreto. Supone militar de forma organizada todos los días por ese horizonte. Apoyando cada causa justa de los pueblos. Y en simultáneo, construir una izquierda que se proponga como vehículo de esas transformaciones de fondo, revolucionarias. Nuestro partido, el MST, tiene esa estrategia, como obsesión, como razón de ser. Por eso, si leyendo estas ideas estás de acuerdo, te necesitamos militando con nosotros ahora.
MST / Nueva Izquierda