Una nueva especie de tomatillo de 52 millones de años de antigüedad fue hallada en Chubut por un grupo de científicos que este viernes 6 de enero publicarán su investigación en la revista Science, una de las publicaciones científicas más prestigiosas a nivel internacional.
Las papas, tomates, morrones y berenjenas son algunos de los alimentos más populares del mundo. Pertenecen a la familia Solanaceae, un grupo de plantas de importancia comercial que también incluye, entre otros, al tabaco, los ajíes y a los pepinos.
Los investigadores sabían que el origen de esta familia se encontraba en América, pero pensaban que había ocurrido en alguna región tropical, hacía no tanto tiempo.
Sin embargo, los científicos descubrieron estos fósiles en Chubut, en una región actualmente árida, en un yacimiento de unos 52 millones de años de antigüedad.
“Este nuevo trabajo, cambia muchísimo la historia de todo el grupo: revela que las solanáceas se habrían originado más atrás de lo que hasta ahora habían determinado los relojes moleculares”, comentó el Dr. Rubén Cúneo, del MEF-CONICET, uno de los autores del trabajo y especialista en plantas fósiles.
El trabajo que llegará a la revista Science fue realizado por el Dr. Peter Wilf, de la Universidad de Pennsylvania; las Dras. Mónica Carvalho y Alejandra Gandolfo, de la Universidad de Cornell; y el propio Cúneo.
El tomatillo tropical en Patagonia
Las impresiones fosilizadas preservan una estructura fina y delicada parecida a un papel: la envoltura que rodea al fruto del tomatillo o linterna china, una variedad que, en la actualidad, se distribuye naturalmente en algunas regiones subtropicales de América del Sur.
“Las características que se observan en el fósil no difieren en casi nada de lo que son los representantes actuales: las diferencias son mínimas, por eso se lo colocó en el género Physalis (el tomatillo) y se le dio el nombre de la especie infinemundis, que significa del fin del mundo”, explica Cúneo.