Lo denunció el secretario del sindicato de trabajadores del petróleo y gas privado del Chubut Jorge “Loma” Ávila.El sindicalista, en diálogo con Radio Chubut, advirtió que salvo Pan American Energy, el resto de las petroleras actúan con total desprecio hacia la provincia del Chubut incumpliendo con los compromisos asumidos ante los gobernantes de mantener la actividad de explotación y exploración, tal lo establecen los contratos de concesión y sus prórrogas.
Por eso Ávila pidió al gobierno del Chubut y a la dirigencia política en general que se ponga a la altura de las circunstancias y obligue a las petroleras a que respeten lo firmado.
Advirtió además que la caída en el nivel de producción hará que el año próximo sea peor que el actual en materia económica, porque irán disminuyendo aún más las regalías petroleras con un impacto directo en las cuentas del Estado provincial.
Ante esta situación, los trabajadores decidieron comenzar con un plan de asambleas cada tres días, lo que implicará que por cada reunión “informativa” que se hará en el cruce de las rutas que unen a Comodoro Rivadavia con los campos petroleros, se pierdan entre cuatro y cinco horas de trabajo.
“Loma” Ávila reconoció que se optó por esa medida alternativa de protesta tras analizar que si van directamente a un paro le están haciendo el juego a las petroleras, porque le dan la excusa de achicar.
Ávila dialogó con Radio Chubut cuando retornaba de la ciudad autónoma de Buenos Aires, a la que viajó para mantener una ronda de reuniones con los empresarios de las cuales “la única positiva fue con PAE” reconoció.
Cuestionó con severidad al resto de las compañías que no tienen excusa para no invertir porque el precio internacional del crudo fue aumentando y hoy la actividad es rentable.
A pesar de eso los telegramas de despido siguen llegando para sumarse a los 1.600 que se fueron por acuerdos particulares, 490 que se jubilaron por adelantado más 590 que fueron lisa y llanamente echados.
En el caso de Tecpetrol, Ávila directamente los acusó de actuar de una forma brutal intentando achicar el personal cuanto antes, a la espera que el gobierno nacional aplique la flexibilización laboral para que el año próximo puedan tomar al mismo personal contratado o precarizado, por menos plata.