La reforma laboral que se produjo en Brasil así como en otros países de América Latina, ha generado un enorme perjuicio a los trabajadores, ya que ha provocado la pérdida de sus derechos de una forma devastadora y nunca vista.
En nuestro país, el gobierno nacional encabezado por el presidente Mauricio Macri, a solicitud de las grandes corporaciones empresarias y con el acompañamiento de los medios periodísticos en general, pretende llevar adelante una reforma laboral de similares características.
Lejos ya y casi olvidados, resuenan los spot de su campaña presidencial, en los que se comprometía con los trabajadores a eliminar el impuesto a las ganancias, más trabajo, su oposición a los tarifazos, estabilidad en el trabajo, etc.
Como contrapartida, los beneficios llegaron casi de inmediato para las grandes corporaciones empresarias, las que en lugar de generar más puestos de trabajo, produjeron miles de despidos, los que se sumaron a los trabajadores de la pequeña y mediana empresa, sectores altamente perjudicados, principalmente por los tarifazos y la indiscriminada importación de bienes y productos de consumo, y que se veían obligados a achicarse o a cerrar sus empresas.
Luego de dos años de gobierno de Cambiemos y de que se provocará una importante desocupación- que se sumó a la ya existente- tanto el gobierno de Macri como los empresarios, han generado el ambiente propicio para llevar adelante esta reforma que pretende reducir de manera importante el costo laboral.
El costo laboral es todo aquello que le cuesta al empresario por tener un trabajador en relación de dependencia. Dentro del costo laboral se encuentra el pago de sueldos, aportes previsionales, obra social, ropa de trabajo, seguro de vida obligatoria, ART, herramientas de trabajo, refrigerio, aguinaldo, vacaciones, licencias, francos no gozados, horas extras, transporte, etc.
Gran parte de estas obligaciones del empleador están contenidas en la Ley de Contrato de Trabajo, demás legislación laboral y en los convenios colectivos de trabajo, en los cuales se acuerdan entre empresa y sindicato, las mejores condiciones para los trabajadores, como por ejemplo la antigüedad, zona desfavorable,premios de empresa, etc. Si el gobierno reduce este costo quiere decir que le quita beneficios (derechos) a los trabajadores para beneficiar a los empresarios.
La Confederación General del Trabajo de la República Argentina se encuentra en diálogo con el gobierno y aparentemente ha suspendido la realización de un paro nacional en rechazo a estas pretendidas medidas de flexibilización y quita de derechos de los trabajadores. Aunque ha fijado una posición sobre las intenciones del macrismo y sus aliados empresarios: No a la reforma de la legislación laboral, ni a la reducción de derechos contenidos en los convenios colectivos de trabajo, como puntos salientes. Sin embargo, el sistemático bombardeo mediático a través de canales de televisión,diarios, radios y medios digitales, preanuncia que Cambiemos viene por la reforma laboral sí o sí.
Si, como ocurrió en Brasil, las organizaciones sindicales argentinas no alcanzan a entrever la situación latinoamericana y la impiadosa avanzada neoliberal, seguramente el gobierno nacional arrasará sin piedad con los derechos laborales conquistados.
En ese caso el gran debate se producirá en el Congreso de la Nación.
Los trabajadores no podemos estar ajenos a todo ello, porque si no le damos la importancia que el tema de la reforma se merece, seguro la vamos a padecer peor que en los años 90, si la misma se concreta.
En octubre tenemos una importante herramienta que debemos utilizar en defensa de nuestros derechos: Nuestro Voto. Ya que solo si logramos una fuerte oposición a Cambiemos en la Cámara de Diputados, posiblemente logremos frenar la quita de nuestros derechos. De nosotros depende y de nadie más que así sea.