Decidió unir Gonzales Chávez, su ciudad, con Comodoro Rivadavia para testimoniar que la fortaleza no siempre se demuestra en forma vertical y también con el propósito de concientizar sobre las capacidades que no por ser diferentes, sean un impedimento.
“Pachi” Gándara se encuentra en la etapa final de un raid de poco más de 1.400 kilómetros pedaleando “a su modo” al comando de una handibike, una bicicleta adaptada que le permite experimentar las mismas sensaciones que un rodado convencional.
Transita con su equipo la Ruta Tres y en pocos días, proyecta llegar a destino para visitar a su hijo Brian y agradecer las atenciones recibidas en el peor momento de su vida. “Hace seis años tuve un accidente.
De Río Colorado me llevaron a Viedma para asistirme y lamentablemente ya no podían hacerme nada. Viajé de urgencia a la ciudad de La Plata y gracias al gobernador y el ministro de Salud de entonces pude acceder a un avión ambulancia.
En agradecimiento a esa gente y sobre todo para visitar a mi hijo, decidí venir para retribuir en cierta forma el apoyo brindado en ese momento”, dijo el raidista en un alto de su viaje a través de Radio del Mar.
El “gracias” siempre es personal, sale del corazón. Y “Pachi” asume que viajar en tres ruedas, desafiando el viento y las distancias es bastante más sencillo que lo que debiera resultar “lo” normal. “Había decidido venir antes pero fue imposible.
Es difícil viajar en micro aunque tengamos los pasajes gratis y todo, termina haciéndose complicado”.
Lo acompaña un equipo de amigos y allegados que creen en esta aventura a punto de cumplirse.
“Armé un equipo maravilloso, en total somos siete personas que nos vienen acompañando a lo largo del recorrido; incluído un cicloturista y el resto de la gente, dividida en tres vehículos”.
Gándara vivió en Comodoro Rivadavia y de hecho, en viaje desde la Patagonia a su ciudad natal ocurrió el accidente que parece describir con simpleza, como si la vida le hubiera brindado ahora otra oportunidad: el 23 de mayo de 2012 en el Kilómetro 7 de la Ruta 151.
“Sufrí estallido de médula y quedé parapléjico. Me operaron primero en La Plata para fijar mi columna y después hice la rehabilitación en el hospital “El Dique” de Ensenada. Ya en González Chávez con mi familia y mis amigos pude salir adelante”.
Máximo desafío
La ruta es todo un desafío. Y aunque reconoce haberse preparado durante largos meses, el viento y el clima suelen complicarle el paso.
E inclusive muchos tramos adversos deben realizarse con un vehículo de apoyo “cortando” el freno natural y resguardando a “Pachi” quien persiste más allá de las dificultades.
“No es fácil andar en la Ruta.Tampoco hay autorización para poder hacerlo pero decidimos arriesgar. Avanzamos entre 80 y 90 kilómetros por día divididos en tres etapas. Arrancamos tipo 8 de la mañana por un lapso de dos horas; hacemos un parate, charlamos con unos mates de por medio, miramos la hoja de ruta y volvemos a salir hasta el almuerzo. Tratamos de avanzar hasta las 6 de la tarde donde habitualmente solemos armar el campamento”, cuenta el raidista de 51 años y que narra buena parte de su aventura en el sitio de facebook denominado “Sotavento”, nutrido con material y fotos en cada lugar con wifi disponible.
“Sé que hay amigos y familiares que algo están haciendo para recibirme en Comodoro. Mi idea era poder llegar estar con mi hijo y sinceramente no había preparado nada más”.
Mi “triciclo gigante”
Gándara describe a su handibike como un “triciclo gigante” o una silla de ruedas con una rueda adicional. Un grupo de amigos bicicleteros la diseñaron con la idea de que pueda practicar deporte y sumarse a grupos que se dedican en la provincia de Buenos Aires al cicloturismo.
“La rueda delantera tiene tracción y permite pedalear y doblar. Tiene pedales pero no son como las “bicis” comunes sino que cuenta con un sistema tipo remo con dos palancas en la misma posición. Eso me lleva a hacer un poco más de fuerza sabiendo que el viento y las rutas de Chubut son difíciles.
El largo y duro camino
El tramo más duro hasta ahora fue de San Antonio Oeste para acá”, describió. “En mi ciudad no hay lomas y mucho menos viento. Me viene castigando mal, porque en su gran mayoría son del oeste y me agarran de costado, me saca de la ruta y hay que ir con precaución”.
Gándara llegaría a Comodoro en los primeros días de esta semana aunque ya estudia minuciosamente la hoja de ruta previendo algunos sectores de difícil tránsito como el Cañadón Ferrays y el ingreso norte en la zona de El Talero.
“En Garayalde, tendremos un panorama claro sobre el día en que vamos a llegar.
Quizás hagamos algún tramo en auto porque es peligrosa y para no entorpecer la circulación de autos y camiones. Igual lo estamos evaluando”.
También lamentó que la mayoría de los implementos y materiales para la práctica deportiva de quienes padecen alguna discapacidad, representen por su alto valor de adquisición, un impedimento.
“No son accesibles las cosas ni los elementos. A esta bicicleta me la hicieron unos amigos pero si tuviera que comprarla sale alrededor de 920 mil pesos. Se aprovechan un poco, debieran facilitar que todos practiquen un deporte”.
Participación simbólica
El pasado 25 de febrero participó de la Vuelta de San Juan de manera simbólica y por primera con carácter inclusivo aunque con el mismo entusiasmo participa de los encuentros de rural bike que son frecuentes en la región central del país.
“Con fe, amor y esperanza se pueden hacer las cosas. Podemos practicar básquet, vóley, fútbol y hay muchas cosas más para hacer. Yo les digo a quienes sufren algún tipo de limitación física que no se queden porque sino no logramos nada. Hay que ir para adelante porque la vida continúa”.