El cónsul tailandés en Laos, Chana Miencharoen, que visitó el lugar del accidente, dijo este miércoles que se habían recuperado 26 cuerpos. «Otros diecisiete están heridos y fueron llevados al hospital», dijo a la AFP. También contó que el agua llegaba a los techos de las casas.
Las imágenes de los medios locales muestran a personas sobre los techos a la espera de los socorristas. Otras intentaron salir de la zona para salvarse de las inundaciones, que sumergieron siete aldeas.
Cerca de 750 personas lograron refugiarse en una provincia vecina a decenas de kilómetros de la catástrofe, indicó un periodista de la AFP. Según el cónsul tailandés, más de 6.000 personas están damnificadas.
En el país se preguntan si las empresas encargadas de la construcción de la represa tomaron suficientes medidas de seguridad y algunos habitantes dicen que fueron advertidos con poco tiempo del desastre.
«Pasó muy rápido, no tuvimos mucho tiempo para prepararnos», declaró a la AFP Joo Hinla, que vive en una de las aldeas más afectadas, Ban Hin Lath, y sigue sin tener noticias de cuatro miembros de su familia.
Uno de los operadores coreanos del proyecto, indicó que desde el viernes, después de lluvias torrenciales por el monzón, se detectaron «once centímetros de hundimiento en el centro de la represa».
Uno de sus colegas coreanos relató que «la parte superior de la represa» fue arrastrada el domingo a las 21H00 (14H00 GMT), es decir casi 24 horas antes del derrumbe total de la estructura que liberó 500 millones de toneladas de agua.
El domingo «alertamos inmediatamente a las autoridades y comenzamos a evacuar las aldeas»cercanas, indicó una de las compañías coreanas. Los trabajadores fueron enviados al lugar pero los intentos para hacer las reparaciones necesarias se vieron obstaculizados por las lluvias.
Sistemas de alerta «inadecuados«
La catástrofe «revela la inadecuación de los sistemas de alerta» y «plantea cuestiones importantes sobre la seguridad de las represas en Laos», un país golpeado cada año por monzones, lamentó Maureen Harris, una especialista en las represas de Laos para la ONG International Rivers.
Las operaciones de rescate se han complicado por las condiciones meteorológicas. Y la zona del desastre está muy aislada, sólo se puede acceder con helicóptero o barco.
La estructura que se derrumbó, llamada Saddle Dam D, forma parte de una red de varias represas hidroeléctricas. Este proyecto de más de mil millones de dólares implica empresas de Laos, Tailandia y Corea del Sur, reagrupadas en la sociedad Xe-Pian Xe-Namnoy Power Company’s (PNPC).
La represa tenía previsto empezar a distribuir energía eléctrica en 2019, y el 90% iba a ser exportada a la vecina Tailandia. El resto se distribuiría en la red local.
Situada en el corazón de la península de Indochina, este pequeño estado rural y montañoso quier convertirse en la fuente de energía del sudeste asiático.
Según la oenegé International Hydropower Association (IHA), existen más de 50 proyectos hidroeléctricos en Laos. Varias organizaciones de defensa del medioambiente han advertido del impacto de estas represas en el río Mekong, su flora y su fauna, así como sobre las poblaciones rurales.
AFP