El 20 de noviembre fue la fecha elegida hace casi tres décadas para concientizar sobre los derechos de la infancia y reflexionar sobre la importancia de trabajar día a día por su bienestar y desarrollo. Cuál es el escenario actual en la Argentina.
El Día Universal del Niño, que se celebra todos los años el 20 de noviembre, es una fecha dedicada a todos los niños y niñas del mundo. Aunque es un día de celebración por los avances conseguidos, es también una oportunidad para seguir velando por los derechos que aún siguen estando vulnerados y que en muchas partes del mundo no se garantizan.
Fue la Asamblea General de la ONU la que recomendó en 1954 destinar un día a fomentar la fraternidad entre los niños y niñas del mundo y promover su bienestar con diferentes actividades sociales y culturales. De este modo, Naciones Unidas celebra hace 29 años este día en honor a la aprobación de la Declaración de los Derechos del Niño en 1959 y a la Convención sobre los Derechos del Niño en 1989, el tratado internacional más ratificado de la historia que contó con la presencia de 194 estados que garantizaban el cumplimiento de los 54 derechos para todos los niños menores a 18 años.
¿Cuál es el objetivo del Día Universal del Niño?
Para la representante adjunta de UNICEF argentina Ana De Mendoza, la fecha es la ocasión perfecta para recordar al mundo que los niños son el colectivo más vulnerable y, por ende, son los que más sufren las crisis y los problemas en el mundo: «Es un recordatorio de los compromisos asumidos frente a la convención que se firmó», dijo en diálogo con Infobae.
Dentro de los 54 artículos que velan por los Derechos del Niño, todos los niños del mundo tienen derecho a la salud, a la educación y a la protección, independientemente del lugar en el que hayan nacido. «Muchos de los derechos que se encuentran en el tratado no están totalmente garantizados, ya que en distintos países las problemáticas son totalmente diferentes», comentó De Mendoza.
Entre los Derechos del Niño que han sido reconocidos en forma creciente figuran el derecho a la educación, a tener una familia, a la atención de salud preferente, a no ser obligado a trabajar, a ser escuchado, a tener un nombre, a comer diariamente, a asociarse, a integrarse, a formar parte activa de la sociedad en la que vive y a no ser discriminado ni maltratado.
Según el tratado, los niños, como personas y sujetos de derecho, pueden y deben expresar sus opiniones en temas que les atañen, las que deberán ser escuchadas y tomadas en cuenta para la agenda política, económica o educativa de un país.
Asimismo, las medidas que tomen los estados parte para preservar la vida del niño deberán garantizar su desarrollo armónico en el aspecto físico, espiritual, psicológico, moral y social, considerando sus aptitudes y talentos.
Cuando las instituciones públicas o privadas, autoridades, tribunales o cualquier otra entidad, deba tomar decisiones respecto a ellos, deberán considerarse, según lo acordado, las que les ofrezcan el máximo bienestar.
Además, ningún niño puede ser perjudicado de modo alguno por motivos de raza, credo, color, género, idioma, casta, situación al nacer o por padecer algún tipo de impedimento físico, ya que sus derechos son inalienables, irrenunciables e innatos.
El escenario en Argentina
Así como fueron 194 los estados que firmaron los distintos artículos hace más de 20 años en pos de una infancia protegida, cada país debe garantizar que está brindando los derechos correspondientes. En Argentina, UNICEF realiza cada cuatro años una evaluación a nivel país para dejar en claro cuáles son los derechos que se cumplen y los que aún no están garantizados para poder realizar una serie de recomendaciones y llegar a cumplir un objetivo.
«En la Argentina hubo muchos cambios positivos. A nivel país, en el marco legal, está muy avanzado con algunos eslabones pero aún le queda implementar muchas de las acciones que deciden en ese mismo marco legal, las herramientas las tienen», enfatizó De Mendoza.
En cuanto al diagnóstico que realizaron, De Mendoza enumeró los puntos que más vulnerados se ven en el país, aunque aclaró: «Hay que saber diferenciar cada provincia, ciudad y localidad ya que manejan necesidades distintas». Las recomendaciones y puntos importantes que destacaron son:
-Pobreza y protección social
-Protección y justicia en casos de violencia
-Supervivencia y desarrollo
-Mortalidad infantil
-Supervivencia y derecho de vida
El Defensor del Niño, una cuenta pendiente en Argentina
El Defensor del Niño representa la voz de la infancia: es quien debe monitorear las políticas públicas para la protección integral de la infancia y velar por el cumplimiento de los derechos que el Estado tiene que garantizar a niñas, niños y adolescentes: a la vida, a una buena calidad de vida, a la dignidad e integridad física, psíquica, sexual, a la seguridad social, a la atención integral de la salud, entre otros.
El 28 de septiembre de 2005 se sancionó la ley 26.061 de Protección Integral de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, que creó el cargo de Defensor/a de Niñas, Niños y Adolescentes de la Nación y dispuso un plazo de 90 días para su nombramiento. Sin embargo, el cargo permanece vacante desde su creación (ya se cumplieron 13 años).
Para Dalile Antúnez, la codirectora de la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ) e integrante de Infancia en Deuda, la figura del Defensor del Niño no puede esperar más: «Tiene una serie de roles que lo convierte automáticamente en una figura para mirar las políticas públicas desde la perspectiva de la infancia, tiene una virtud que es necesaria y que está vacante hace mucho tiempo en el país».
En cuanto a los temas a los que se debe prestar más atención, Antúnez dijo que es difícil priorizar un solo tema en el área de infancia: «Hay temas de abuso, derechos sociales básicos pero sin duda algo que resaltan todos los candidatos es el tema de la pobreza que conlleva a la privación de varios derechos básicos».
«Es importante el compromiso de diputados y senadores para que se vote la designación del Defensor o Defensora antes de que termine el actual período parlamentario a fin de que pueda tratarse y aprobarse la designación del Defensor los próximos días, en las últimas sesiones del año, sino será otro año perdido», concluyó Antúnez.
Fuente: Infobae