Norberto Ovando, Presidente de la Asociación Amigos de los Parques Nacionales, recuerda que estas especies son autóctonas, “juegan roles importantes en los ecosistemas” y contribuyen al control natural de otras invasoras como la liebre y roedores
Cada país tiene básicamente tres tipos de riqueza: la material, la cultural y la biológica. Entre ellas, la riqueza biológica es tomada, con frecuencia con menor interés, lo que constituye un grave y a veces irreparable error estratégico.
La diversidad biológica, de cualquier nación o región, junto con su territorio, constituye la herencia natural que sustenta y en parte caracteriza la vida de un pueblo, por lo que debe ser motivo de preocupación nacional. Por otro lado, es una fuente actual y potencial de recursos económicos; destruirla es comprometer el destino de las generaciones futuras.
Los sistemas depredador-presa son inestables y tienden a desarticularse fácilmente cuando hay perturbaciones que alteren, aunque sea levemente, el sistema por la caza indiscriminada, sin conocimiento científico de sus poblaciones. A causa de su posición en la cima de las cadenas tróficas, los carnívoros y las rapaces son indicadores confiables de la salud de los ecosistemas terrestres.
Los carnívoros (puma y zorros) y las aves rapaces (águilas y lechuzas) han sido siempre importantes reguladores de las poblaciones de roedores (ratas y ratones) y lagomorfos (liebres y conejos) que pueden convertirse en plagas.
Los dos grupos de depredadores indicados, han alcanzado una importancia clave dado su efecto regulatorio sobre roedores silvestres (principalmente los colilargos) reservorios de Hantavirus, que genera en los humanos un cuadro de insuficiencia respiratoria conocido como Síndrome Pulmonar por Hantavirus (SPH) que, en gran proporción de los casos ha causado la muerte de los pacientes.
Los depredadores son animales que se especializan en capturar a otros animales – presas – que utilizan para obtener su energía y nutrientes. La capacidad de los depredadores para capturar presas está dada por la eficacia y eficiencia de captura de los depredadores y la capacidad de escape u ocultamiento de las presas. Los depredadores cazan todo lo que pueden y las presas escapan cuanto pueden, ambos con el fin de sobrevivir.
Características
La región andina de Chubut, Río Negro y Neuquén es una zona endémica en relación a la presencia de Hantavirus porque habita el ratón colilargo (Oligoryzomys longicaudatus Bennett, 1832), quien actúa como reservorio del virus Andes, agente etiológico del Síndrome Pulmonar por Hantavirus (SPH).
La dieta de Oligoryzomys se caracteriza por ser granívora durante las estaciones más secas, mientras que durante las estaciones húmedas consiste en flores y follaje y ocasionalmente algunos artrópodos. Estudios previos ya habían encontrado asociación entre las capturas de colilargo y la abundancia o cobertura de rosa mosqueta (Pearson, 1983; Lozada et al., 2000). Además, estudios de dieta realizados por Polop et al. (2014) registraron que el fruto de rosa mosqueta es el ítem alimenticio más consumido por el colilargo a lo largo de casi todo el año. Durante el período de florecimiento de una caña, llamada quila (Chusquea quila) en Chile o la caña colihue (Chusquea culeou) en Argentina, se ha reportado un dramático incremento en las poblaciones del colilargo.
En cuanto al tamaño de la camada, fluctúa en promedio en alrededor de cinco individuos. Las hembras se reproducen cuando tienen tan solo unos pocos meses de edad y pueden tener hasta tres camadas al año entre noviembre y febrero. Ambos hechos son una clara indicación del alto potencial reproductivo de esta especie.
Caza indiscriminada
Si bien las poblaciones de pumas, zorros y rapaces no revisten un grado de gravedad en cuanto a la supervivencia de la especie, se encuentra en un estado que calificaríamos de “complicado”. En efecto, en gran parte de la Patagonia se los persigue por atribuirles la matanza de ejemplares jóvenes de ganado ovino. Esta situación ocurre desde hace mucho tiempo y para combatirlo se recurre a distintas formas que van desde la caza incentivada por los gobiernos provinciales las trampas y hasta el uso de sustancias altamente tóxicas, que mata a las aves rapaces.
Según datos del Ministerio de la Producción de Chubut, durante el año 2017 se cazaron 5.000 zorros colorados y al menos 250 pumas, como lo publica el diario La Jornada. Se paga un precio estímulo por depredador cazado: 300 pesos por piel de zorro colorado y 1000 pesos por puma.
La Ley Provincial de Río Negro 763/72 declara plaga, sin ningún studio previo, a pumas y zorros, e incluso paga un incentivo económico actualizado para el productor que lo cace de 3.000 pesos por cueros de puma cazados, y a 700 los de zorro.
Esta ley provincial va en contra de lo establecido por la Ley Nacional 22.421/81, de Protección y Conservación de la Fauna Silvestre, la cual declara a la misma de interés público, haciendo de su protección y uso racional una obligación del Estado.
Si se toman decisiones sin estudios científicos previos, se vulnerarían los principios sostenidos por la Ley Nacional 25.675/02 Ley General del Ambiente.
Las biólogas Nora Ibargüengoytía y Carolina Morales del Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente (INIBIOMA) es un Instituto de bipertenencia entre el CONICET y la Universidad Nacional del Comahue (UNCo), descalificaron y cuestionaron la decisión del gobernador Alberto Weretilneck de promover “la caza de pumas y zorros como plaga” y recordaron que esas especies son autóctonas, “juegan roles importantes en los ecosistemas” y contribuyen al control natural de otras invasoras como la liebre y roedores.
Conclusión
El primer problema de la especie humana es que se considera superior a las demás y con derecho a apropiarse de animales y plantas a su gusto para hacer con ellos lo que desee.
La falta de depredadores y otras condiciones favorables pueden producir un gran aumento de la población de una cierta especie animal como los ratones colilargos. La sobrepoblación de esta especie produce daños a la salud de las personas hasta la muerte; económicos (ej. Disminución del turismo, comercio) y alteración al medio natural.
El filósofo y escritor peruano Ricardo Paredes Vassallo expone en su libro titulado “La plaga humana”, que los seres humanos estamos destruyendo el planeta real para construir uno irreal, que pueda satisfacer nuestros retorcidos deseos y así nos va.
La Angostura Digital