Lenard Ibáñez es el piloto de la avioneta Piper PA-28, patente LV-FKO, que el domingo 22 de abril del año pasado tuvo un accidente en Península Valdés, a pocos kilómetros de Puerto Pirámides y cerca de la costa. Él fue el único sobreviviente, ya que en el hecho perdieron la vida tres personas: Ricardo Ramón Artiles, Mönica Gabriela López y Silvia Edith Costa.
Tras el siniestro, Lenard caminó poco más de 7 kilómetros para lograr dar aviso de lo sucedido, pese a las quemaduras que sufrió a causa de las llamas desatadas en la avioneta.
A partir de allí, comenzó un proceso en el cual él volvió a la vida, según señaló el mismo.
El joven piloto recordó “como si fuera ayer cuando tuve que decidir, cuando no había mas solución, bajar el avión y aterrizarlo. Salimos ilesos de ese aterrizaje pero las llamas no las controlamos. Pudimos salir del fuselaje lo mejor que pudimos, nos sacamos la ropa y nos fuimos a la playa, para empezar la sobrevivencia”, contó.
Fue así como comenzó un proceso que lo llevó primero al hospital de Puerto Madryn y posteriormente al instituto nacional del quemado de Buenos Aires, donde estuvo casi un año en recuperación y siendo sometido a más de 150 intervenciones quirúrgicas.
“Estoy en familia, con mucho amor y con ganas de vivir”.
Durante todo este tiempo, Lenard resaltó que la “lucha fue interna. Tenía muchas ganas de vivir y seguir. Esto no fue solo mío ni de los ocupantes que iban en el avión -sino- de toda la familia”.
Contó que hoy, a pesar de encontrarse en casa, “todos los días me repito ‘dale para adelante’. Mentalmente estoy bien pero todos los días el cuerpo hace algo distinto y es un proceso constante, que todavía estoy atravesando. Lo llevo de la mejor manera”, reconoció.
El piloto expresó que “volví a la vida. Estuve del otro lado pero veía que no era el tiempo para quedarme allá”.
Actualmente, y para adelante, “en lo personal, quiero lograr estas metas nuevas”, subrayó en cuanto a la intención de que se constituya en Chubut un centro de atención del quemado.
“El sueño hoy es tener una unidad del quemado en la Patagonia. Eso ayudaría a evitar muchas patologías graves y cuestiones médicas que tienen que ver con la piel. Esto nace desde el accidente y las ganas de salir adelante”, remarcó Lenard.
Insistió en subrayar que una institución de estas características, como la de Buenos Aires, “es sumamente necesaria porque solamente allá existe un hospital así”. Destacó en este sentido que “en Puerto Madryn, Trelew, Rawson y Comodoro, hay muy buenos crújanos y especialistas en quemados que ya hacen el trabajo acá -por lo cual- solamente falta la logística. El lugar y empezar a trabajar”.
En tanto, “en lo físico, estoy muy bien, pero queda muchísimo en la parte motriz. Me queme toda la parte derecha del cuerpo pero tengo todo el cuerpo marcado porque me sacaron piel del resto del cuerpo para hacer injertos. Todo esto lleva un proceso de recuperación tremendo”, reveló.
Por último, transmitió que “no hay que mirar el problema sino la solución hacia adelante. Ver ese problema como aprendizaje no como un lugar oscuro -y- mirar para adelante siempre”.
Sobre el final, recordó que “volver a comer, tragar, hablar, todo es un proceso que lleva mucho tiempo -pero- con todas las fuerzas de llevar a cabo este proyecto, se va cumpliendo de a poco”.
Radio 3