Poco para tanta expectativa: River Plate y Boca Juniors empataron 0-0 en el Monumental por la fecha 5 de la Superliga. Fue un partido de bajo vuelo. River tuvo más la pelota y algunas de las mejores situaciones de gol. Boca contuvo al local y pudo haber sorprendido.
Ahora, los dos colosos del fútbol argentino volverán a verse las caras el 1 de octubre, por la ida de las semis de la Copa Libertadores. Será en Núñez. Luego, el 22, se definirá el finalista en la cancha de Boca.
Lo que pasó en el partido
Se suponía que Boca iba a ir al Monumental con una actitud precavida. Con la prioridad de no perder antes que cualquier otra idea. Pero nunca se lo vio tan receloso, tan defensivo y poco ambicioso. Cuesta encontrar antecedentes de un Boca tan especulativo en un Superclasico de visitante. Todo empezó parejo y recién cerca del primer cuarto de hora se dio la primera jugada de riesgo, a través de «Nacho» Fernández.
Pero así lo quiso él técnico Gustavo Alfaro que paró un 4-2-3-1 con De Rossi y Marcone en el doble cinco, Soldano y Mac Allister más como laterales y Hurtado solo arriba persiguiendo pelotazos por arriba y por abajo. A River le costó entrarle a un Boca tan cerrado y replegado.
Movió la pelota a todo lo ancho del campo de juego. Pero salvo un remate de Nacho Fernández y otro del uruguayo De la Cruz al cierre del primer tiempo, no pudo arrimarse al arco de Andrada. Boca no llegó nunca, solo tiró centros y pelotazos y corrió más para atrás que para adelante.
Por eso, el primer tiempo fue un fiasco, vacío de fútbol y emociones. River no pudo y Boca no quiso.
En el segundo tiempo, Boca prosiguió con su temática conservadora y especulativa. Y River continuó sin poder entrar pero con algo más de juego. De la Cruz y Nacho Fernández cambiaron de lado y al minuto nomás, un remate de Ezequiel Palacios salió cerca del palo derecho. Luego, en un minuto, Martínez Quarta mandó una media vuelta por encima del travesaño y Andrada le detuvo un cabezazo. Y punto.
River volvió a no llegar y Boca cambió a Hurtado por el colombiano Villa y lo colocó a Soldano como único punta para seguir persiguiendo pelotazos sólo arriba. Gallardo lo canjeó a Pratto por Matías Suárez y Alfaro apostó a algo más de audacia sacando al italiano De Rossi por Bebelo Reynoso y luego a Mc Allister por Tevez para armar un 4-2-3-1 diferente al 4-1-4-1 inicial.
Pero los cambios no cambiaron nada. Hubo un penal de Capaldo a Casco que el árbitro Rapallini omitió cobrar y una media vuelta débil de Borre tras un centro de Matías Suarez que Andrada contuvo sin problemas. Y a los 39, Armani manoteó al corner un tiro libre de Tevez que se metía arriba. Pero fueron jugadas aisladas, fuera de contexto.
Boca le planteó un problema a River que River no pudo resolver acaso porque nunca pensó Gallardo que Alfaro iría a plantearle un partido tan defensivo. El primero de los tres Superclásicos pasó de largo. Por la Superliga decepcionaron. Por la Copa, dentro de un mes exacto, acaso las cosas resultarán diferentes, pero será mucho más lo que estará en juego. Por lo que conviene no ser demasiado optimista.