La versatilidad y la capacidad para innovar son uno de los aspectos distintivos de la gastronomía argentina. Pero también la heterogeneidad derivada de los pueblos originarios y de los usos y costumbres que llegaron al país desde Europa. Por eso, con el tiempo se constituyó en uno de los grandes atractivos para los extranjeros que viajan en busca de propuestas autóctonas y en un conocimiento altamente valorado en el exterior.
A lo largo de la historia, Argentina tuvo una amplia variedad de representantes a nivel mundial en el rubro gourmet. Así se pueden distinguir figuras como Mauro Colagreco, que logró posicionar al país entre la élite internacional, o Francis Mallmann, catalogado por la revista Esquire como uno de los más interesantes chefs contemporáneos.
En 2017 Buenos Aires se ubicó en el Top 10 mundial de los destinos gastronómicos recomendados por los viajeros. Y a principios de este año, la parrilla logró posicionarse en el puesto 24 entre las 100 comidas más populares de todo el planeta, según el sitio web Taste Atlas.
Cuando se habla de carne, uno de los referentes locales es Gastón Riveira que en plena crisis de 2001 fundó La Cabrera y abrió así el camino hacia un nuevo concepto en parrilla, con una carne que proviene de los mejores ejemplares de raza Angus, Hereford y Wagyu argentina. La innovación constante y la calidez en la atención fueron aspectos que permitieron que se convirtiera en un lugar de culto y que fuera elegida como la “mejor parrilla de Buenos Aires” por el programa BA Capital Gastronómica, iniciativa del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.