El primer caso se dio en el balneario de Piedras Blancas, donde el reptil salió de las aguas del Río Paraná y se asomó a las arenas del lugar, a 80 kilómetros al norte de la capital provincial, informó el Diario UNO.
Ante la aparición del animal, los veraneantes se asustaron y se alejaron rápidamente de la orilla: la curiyú fue retirada del lugar por los guardavidas y luego fue trasladada a la Reserva Natural El Brete.
En tanto, en la localidad misionera de Aristóbulo del Valle, ubicada 107 kilómetros al noreste de Posadas, una pareja vio cómo una boa amarilla se acercó hasta su casa, ubicada en medio de una zona selvática cercana al Parque Provincial Salto Encantado.
Al igual que como sucedió en Entre Ríos, la aparición del reptil generó temor, aunque el episodio lamentablemente terminó con un final opuesto: la pareja misionera mató al animal, contó un vecino a Radio FM El Mirador.
La curiyú, cuyo nombre científico es Eunectes notaeus, es el más grande de los boídeos argentinos: puede llegar a medir 4 metros y a pesar unos 30 kilos.
Este reptil se distribuye en la cuenca media de los ríos Paraná y Paraguay, desde el este de Bolivia y sur de Brasil hasta Formosa, Chaco, Corrientes, norte de Santa Fe, norte de Entre Ríos y sur de Misiones.
En esas zonas de la Argentina habita, principalmente, en los ambientes de humedales (lagunas, esteros, bañados, cañadas y valles de inundación), siempre en proximidad de las cuencas de los ríos.
Aunque la popular película «Anaconda» haya señalado a estos animales como peligrosos para el ser humano, la Eunectes notaeus se alimenta principalmente de peces, anfibios y reptiles, aves y mamíferos que suelen compartir su hábitat: yacarés, garzas, coipos y carpinchos.
Según especialistas, estos casos se deben al ciclo reproductivo de la anaconda amarilla, que transcurre a comienzos de la primavera y hasta fines de diciembre: en ese sentido, remarcan que es inofensiva -no es venenosa- y piden protegerla por su estado de vulnerabilidad.
El nombre popular de este reptil deriva del guaraní «Curú tijú», que significa espuma en la garganta: una alusión a la abundante saliva que se acumula en su boca cuando traga una presa.