Se suma a los problemas que afrontará el transporte, el turismo y la gastronomía en una provincia que sentirá fuerte el coletazo del coronavirus.
Chubut podría cobrar por regalías petroleras de marzo alrededor de 12 millones de dólares menos que en el mes de enero, si se mantiene la tendencia de una caída de precios del 38 por ciento entre las primeras dos semanas de este mes y el promedio de enero.
El petróleo no es el único sector afectado por la crisis del coronavirus. El turismo, transporte y esparcimiento mueven más de 8.000 empleos en la provincia, por lo que hay incertidumbre en torno a si las exenciones de cargas patronales, por 62 millones de pesos, alcanzarán para compensar la paralización de actividades.
El impacto global de la pandemia ya se calcula en miles de millones de dólares en todo el mundo y por lógica, Argentina y Chubut no podrán ser una excepción. Sin embargo, algunas proyecciones, aunque negativas, podrían ayudar a prever impactos y anticipar acciones para atenuar las peores consecuencias.
En lo que hace a regalías petroleras, los datos disponibles hasta la actualidad permiten un cálculo conservador, en el que la caída en comparación a enero sería del orden de los 12 millones de dólares, es decir unos 750 millones de pesos, casi el equivalente a la masa requerida para el pago de los haberes jubilatorios.
Esa proyección surge de observar el promedio de la cotización de enero, para el crudo tipo Brent y la brusca caída en las primeras dos semanas de marzo: 63 dólares por barril en el primer mes del año (y una recaudación de casi 32 millones de dólares), frente a 39 dólares por barril en el tercero.
El resultado negativo, del 38 por ciento, no tiene en cuenta lo que pasó en la tercera semana, cuando el crudo perforó el piso de los 25 dólares, volviendo a valores del año 2003. Tampoco se considera que la producción podría comenzar a caer a partir de las medidas de contingencia anunciadas para prevenir la enfermedad: si bien se apunta a mantener la producción, quienes conocen la actividad saben que al dejar de perforar la curva de producción pronuncia su tendencia de declino. Ese efecto negativo será más notorio en la medida que la emergencia se prolongue más allá del 31 de marzo.
La llave para las provincias no pierdan ingreso
Con estos datos en mano, adquiere mayor relevancia la discusión por el precio sostén para el barril de crudo en el mercado interno. El miércoles 18, las provincias de la OFEPHI elevaron un pedido para que se fije en 54 dólares, retroactivo al 1 de marzo: si la respuesta fuera positiva, la liquidación de regalías debería hacerse sobre ese valor, atenuando fuertemente la caída arriba proyectada.
Esta columna entiende que hay un argumento esencial que debería jugar a favor de los representantes provinciales, más allá de que se pueda terminar acordando un valor más bajo, en un punto medio entre lo finalmente solicitado a Sergio Lanziani y lo que había calculado Chubut, que proponía un precio sostén de 47 dólares.
Si se tiene en cuenta que los combustibles no están bajando de precio, como debería ocurrir acorde a la caída del petróleo, hay una renta adicional a favor de las operadoras que venden combustibles, que puede calcularse en más de 73 millones de dólares por mes: este número surge de observar el balance de YPF ( domina más de la mitad del mercado), que en 2019 vendió entre naftas y gasoil un total de 366.800 millones de pesos, lo que al tipo de cambio actual implicaría unos 488 millones de dólares por mes. Como los combustibles deberían bajar alrededor de un 15 por ciento, según explicó el docente universitario y contador Gustavo Simoes, hay una recaudación extra mensual de 73 millones de dólares.
En otras palabras: sólo una operadora está recaudando, como renta adicional, más de lo que perderá el conjunto de las provincias en regalías mensuales, ya que en su nota dirigida al secretario de Energía estimaron una merma de ingresos por 3.800 millones de pesos por mes en regalías, equivalente a unos 60 millones de dólares.
Mientras no bajen los combustibles y los precios del petróleo no se recuperen, el “barril criollo” funciona de hecho. Sólo falta acordar un modo equilibrado para distribuir esa renta adicional, basada en el sacrificio de los consumidores de nafta o gasoil: podría ser la llave para que las provincias productoras disminuyan el impacto de sus pérdidas, al tiempo que las compañías podrían sostener su actividad y recuperar proyectos como Vaca Muerta o sostener la producción de San Jorge.
De lo contrario, la nueva crisis terminará por hundir a provincias que –como Chubut- ya arrastran situaciones de riesgo, previas al Coronavirus.
Transporte y turismo
Según un informe realizado por la Federación Empresaria Chubutense (FECH), de los sectores más afectados por la paralización actual dependen 8.016 puestos de trabajo en la provincia.
Entre las medidas anunciadas por el gobierno nacional, para eximir de cargas patronales, se estima un impacto favorable de 62 millones de pesos para toda esta actividad (hotelería y gastronomía, transporte, cines, etc), aunque todavía no hay estimación por las pérdidas que podría implicar. Tal el caso del transporte interurbano de pasajeros, que directamente ha quedado suspendido, por lo que se está a la espera de anuncios complementarios, para evitar una clara situación de quebranto.
En total, las medidas anunciadas por el gobierno nacional implican para Chubut una asistencia de 289 millones de pesos, según el cálculo de la FECH, a través del trabajo del economista Santiago Novoa: los 3.000 pesos adicionales para jubilados que perciben el haber mínimo (del ámbito nacional, que en Chubut son 37.548 beneficiarios) representan 113 millones de pesos en total; a ello se suman los 3.100 pesos para 28.864 beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo (89 millones en total ) y 3.000 pesos adicionales para quienes perciben pensiones mínimas (8.324 beneficiarios en Chubut, lo que totaliza 25 millones de pesos).
Se trata de paliativos necesarios, pero todavía insuficientes. Tampoco se conoce la magnitud real de las necesidades, como no es posible medir las pérdidas de una inundación hasta que el agua deja de subir o comienza a bajar.
Hay sectores, como el gastronómico por ejemplo, que están solicitando una asistencia directa para poder pagar el salario de sus empleados. Son urgencias entendibles, pero no prioritarias hoy, mientras las trincheras se redoblan para frenar a un enemigo que avanza más de lo que nos gustaría admitir.
Por: Raúl Figueroa