Estados Unidos llegó este sábado a 4.611.517 casos confirmados de COVID-19 y 154.319 fallecidos, según el recuento independiente de la Universidad Johns Hopkins.
Este balance a las 20.00 hora local (00.00 GMT del domingo) es de 61.270 contagios más que el viernes y de 1.181 nuevas muertes.
Pese a que Nueva York ya no es el estado con un mayor número de contagios, sí sigue como el más golpeado en cuanto a muertos en Estados Unidos con 32.694, más que en Francia o España. Tan solo en la ciudad de Nueva York han muerto 23.536 personas.
A Nueva York le siguen en número de fallecidos la vecina Nueva Jersey con 15.830, California con 9.233 y Massachusetts con 8.609 (sin variación con respecto a la jornada anterior).
Otros estados con un gran número de muertos son Illinois con 7.700, Pensilvania con 7.219, Florida con 7.022 (con 179 decesos más que el viernes), Texas con 6.779 (151 fallecidos más), o Michigan, con 6.457.
En cuanto a contagios, California suma 506.592 (con 13.196 nuevos positivos), le sigue Florida con 480.028 (con 9.642 casos adicionales), tercero es Texas con 444.738 (9.036 más), y Nueva York cuarto con 415.767.
El balance provisional de fallecidos -154.319- ha superado ya con creces la cota más baja de las estimaciones iniciales de la Casa Blanca, que proyectó en el mejor de los casos entre 100.000 y 240.000 muertes a causa de la pandemia.
El presidente estadounidense, Donald Trump, rebajó esas estimaciones y se mostró confiado en que la cifra final estaría más bien entre los 50.000 y los 60.000 fallecidos, aunque luego auguró hasta 110.000 muertos, un número que también se ha superado.
Por su parte, el Instituto de Métricas y Evaluaciones de Salud (IHME) de la Universidad de Washington, en cuyos modelos de predicción de la evolución de la pandemia se fija a menudo la Casa Blanca, calcula que para las elecciones presidenciales del 3 de noviembre Estados Unidos habrá superado los 230.000 fallecidos.