Arcioni en Chubut es el ariete de una política nacional extractivista, que propone el saqueo de recursos y contaminación a cambio de dólares. A esto se suma que la provincia está en una crisis política, económica y social desde el 2018, producto del ajuste que impuso el peronismo en la provincia en los últimos 20 años, a lo que se sumó la crisis sanitaria en 2020. ¿Será Chubut el inicio de una crisis que pase de la periferia hacia el centro político y económico del país?
Unas primeras conclusiones de la lucha contra la megaminería en Chubut, como espejo de futuro del proyecto extractivista a nivel nacional en tiempos del FMI. Para debatir con quienes participaron de esta pelea y preparar las siguientes. Pues se ganó una batalla, pero la guerra continúa.
Las batallas de fin de año
Este 22 de diciembre fue la última sesión de la Legislatura chubutense y el proyecto de zonificación presentado por Arcioni no pudo ser votado. Se demostró que este intento de sacrificar el 70% del territorio de la provincia al servicio de Pan American Silver y Panama Gold no cuenta con licencia social. La lucha en las calles fue suficiente para frenar el tratamiento, pero no alcanzó para derribarlo ni para imponer que se vote la Iniciativa Popular 2020 que propone un desarrollo sustentable para la provincia y que reunió cerca de 40 mil firmas. Es decir, el pueblo chubutense ganó una batalla, pero la guerra continúa.
En el 2021 las multinacionales y el gobierno de Arcioni, con el apoyo de Alberto Fernández volverán a intentar hacerlo pasar, ya que el gobierno nacional impulsa el Plan Estratégico para el Desarrollo Minero para los próximos 30 años. Y echarán mano a todo tipo de maniobras como las coimas que se denunciaron este año, la falsificación de documentos públicos y otros artilugios para imponer lo que el pueblo rechaza.
Como dice Pablo Anino en Ideas de Izquierda “Extractivismo nacional y popular: ¿Quiere los dólares para el desarrollo económico? Si tomáramos por cierta esta noción, el camino extractivista, tal como muestra la experiencia histórica es un mal atajo para lograrlo; con él solo se benefician las grandes firmas multinacionales y sus socios locales mientras las poblaciones pagan los costos de este dumping ambiental que caracteriza al orden imperialista actual. Pero el objetivo parece más prosaico: la idea central del Gobierno es juntar dólares para pagar la deuda. Es que hacia 2025 el país tendrá que enfrentar vencimientos muy importantes con los lobos de Wall Street, pero también con el FMI si se concreta el acuerdo de facilidades extendidas que se está negociando. Es decir, hay un hilo que une extractivismo con la dependencia financiera: se necesita destruir el ambiente para pagar la deuda”.
Estos apuntes intentan aportar al debate y la reflexión para que utilicemos el tiempo que dure esta “tregua” para prepararnos para las próximas peleas y lograr el triunfo definitivo contra la megaminería. Porque sabemos que los gobiernos y las multinacionales se van a preparar para imponerlo.
Lo hacemos no como un ejercicio teórico o análisis periodístico, sino como una corriente militante que interviene activamente en esta pelea aportando sus fuerzas y recursos, tanto provinciales como nacionales. Y lo hacemos no sólo para aportar a derrotar a la megaminería y al gobierno ajustador, sino también para desarrollar el carácter anticapitalista que está implícito en esta pelea y pelear por una sociedad socialista donde los recursos sean puestos en función de las necesidades sociales y no de la ganancia empresaria.
El régimen del FMI significa contaminación y saqueo
Chubut es parte del proyecto nacional que ha elegido el extractivismo como principal política para hacerse de los dólares que necesita para pagar la deuda externa ilegal e ilegítima. Esto plantea la pelea principal que se desarrolla en la provincia. De un lado los gobiernos y las multinacionales que vienen a saquear y contaminar a cambio de dejar una mínima parte de las riquezas que se llevan y que será utilizada en el pago de la deuda. Del otro los trabajadores y el pueblo que se organizan para poder seguir viviendo en un ambiente sano, y que no se descargue la crisis sobre sus espaldas.
En la Patagonia la poca densidad poblacional contrasta con grandes riquezas naturales. Chubut no es la excepción. La mayor parte de la producción provincial son materias primas o commodities (con bajo nivel de elaboración) y se exportan, caso del petróleo, la lana, el aluminio y los productos de la pesca, principalmente los langostinos. Las ganancias de estos sectores se vieron incrementadas fuertemente por las sucesivas devaluaciones del peso frente al dólar en 2018 y 2019. En relación inversa a lo ocurrido con los salarios provinciales que vienen perdiendo ante la inflación, la cancelación de la paritaria estatal 2020 y el congelamiento por decreto en 2021 por 180 días.
No hay grieta para ponderar el extractivismo y cumplir con los bonistas contra los intereses de las mayorías
Las distintas fuerzas del peronismo local vinieron manteniendo una política favorable al capital extractivista exportador, intentando sostener sus ganancias y al mismo tiempo la paz social. Para ello tomaron una enorme deuda en dólares con la cual lograr al mismo tiempo subsidiar al capital extractivo y sostener durante un tiempo el poder adquisitivo de la población. Con ello, y con promesas contra la megaminería, obtuvieron la reelección en la gobernación en 2019.
En Chubut, el poder se dirime en algo así como una interna peronista entre un sector referenciado con el kirchnerismo (PJ-Frente Patriótico), una variable ‘regionalista’ (Chubut Somos Todos) y una liga de intendentes, centralmente Puerto Madryn y Trelew que tercia en la discusión y que desde 2019 se alineó con Arcioni, expresada en el vicegobernador Sastre y Maderna, intendente de Trelew.
En ese momento se forma el Frente de Todos y Sergio Massa, aliado histórico de Arcioni, se integra al mismo logrando el apoyo de Alberto Fernández para el gobernador. Ni bien concluida la elección, Arcioni, reelegido con el 41% de los votos, y a su vez, afín al ala más empresarial del peronismo, comenzó a incumplir los acuerdos paritarios y se abrió la lucha de los estatales, primero en 2018 y luego en el segundo semestre de 2019.
A pesar de la predisposición a la lucha de los trabajadores chubutenses, los dirigentes de los sindicatos estatales como ATECh – enrolados en el kirchnerismo – actuaron como bomberos de la enorme lucha en la provincial. Desviaron la lucha de las calles hacia las urnas, sembrando expectativas en que con la vuelta del peronismo a la presidencia los problemas se solucionarían desde arriba.
Pese a que el ajuste se profundizó durante todo el 2020, no hubo paritarias en los gremios estatales por ejemplo, las cúpulas sindicales de los gremios estatales mantuvieron la misma política. Mientras tanto las expectativas en el gobierno del Frente de Todos se van deshaciendo, y son cada vez más quienes ven que detrás de Arcioni está Alberto Fernández.
“Las penas son de nosotros, las riquezas son ajenas”. El agotamiento del modelo extractivista
Este modelo neoliberal impuesto en los ’90 por Menem, basado en la extracción de petróleo, la pesca de merluza (luego langostino) y las exportaciones de Aluar, más la tradicional exportación de lana, manifiestan su agotamiento. Al gobierno y los medios oficialistas se les hace cada vez más difícil explicar que con extractivismo los trabajadores estarán mejor.
Un ejemplo que expone la mentira gubernamental es el del Cerro Dragón, el yacimiento de petróleo convencional más grande del país, con una superficie equivalente a 17 veces la Capital Federal y que implica casi el 20% de la producción nacional. Al amparo de la reforma constitucional de 1994 que delegó a las provincias el control de los recursos naturales, en 2007 Cerro Dragón fue concesionado hasta 2047 a Pan American Energy (PAE), integrada por la ex-Bridas Corporation de la familia Bulgheroni (la segunda fortuna declarada más grande del país) y por la British Petroleum.
El grupo empresario tiene una facturación anual de 7.000 millones de dólares, y se suma la refinadora y comercializadora de combustibles Axion Energy. Esta situación se agrava ya que la deuda externa tomada mayoritariamente por el gobierno de Das Neves en pleno gobierno macrista, agravó la dependencia y las políticas de ajuste de los gobiernos, tanto provincial como nacional, incluso se vio profundizada por el Pacto Fiscal que firmó Arcioni con Macri, como parte del alineamiento del gobernador con el gobierno anterior.
Es una muestra de que el dinero que falta en la provincia para pagar los salarios, jubilaciones y aguinaldos, para invertir en salud y educación es el que se llevan las empresas extractivistas que, por si fuera poco, reciben además múltiples rebajas impositivas y hasta subsidios.
Pero la perspectiva de Arcioni y Fernández no pasa por atacar las ganancias y la renta de estas multinacionales en favor del pueblo chubutense sino lo contrario. Profundizan el ajuste permanente a las y los trabajadores estatales, estableciendo un pago en tandas según los salarios, rangos, con dos o tres meses de atraso permanente. Y en una de las últimas sesiones legislativas, todas las alas del peronismo votaron un nuevo congelamiento salarial por 180 días y un presupuesto provincial de ajuste para el 2021 acorde con la refinanciación de la deuda.
Y como toda medida antipopular, sólo pasa con represión. También de las fuerzas represivas del Estado provincial que al mando de Massoni – un Berni patagónico – instaló un cuasi estado de sitio durante la pandemia, con toque de queda, detenciones arbitrarias y abusos policiales. Y que cuando empezaron las movilizaciones persiguió a los activistas antimineros hasta dentro de sus casas como en Rawson o deteniendolos en la ruta al volver de una movilización o criminalizando a los que luchan como son los 6 compañeros procesados del 2019.
Pero no es sólo coimas, represión y maniobras desde el gobierno. Necesitan también de la colaboración de los sindicatos provinciales y nacionales que le dieron tregua y paz social al gobernador.
Entre la renta, la deuda y los trabajadores: lo que arde en Chubut es el neoliberalismo
La crisis en Chubut es la explosión social de las políticas de austeridad y de un sistema inviable de endeudamiento adoptado por muchas provincias para contrarrestar la política nacional de ajuste estructural.
Entre 2015 y el primer trimestre de 2019, la deuda adquirida por las provincias creció 363,8%. Las más comprometidas por la proporción de deuda dolarizada son Santa Fe (99%), Córdoba (95%), Chubut (86%) y Buenos Aires (80%). Chubut es una de las provincias que generan gran cantidad de dólares gracias a la industria petrolera. Pero no son para los chubutenses.
Como mostramos con el ejemplo de Cerro Dragón, una parte importante de ellos quedan en los bolsillos de las mutinacionales. La otra se fuga vía el pago a los bonistas, de un préstamo obtenido para no afectar a esas mismas multinacionales. Chubut pagó alrededor de $11.000 millones en 2019, y debe pagar $10.500 en este 2020 que finaliza, y más de $13.000 en 2021.. Además refinanció su deuda hasta 2030, sin quita y con intereses usurarios que rondan el 8% anual, hipotecando así el futuro de varias generaciones.
Chubut puede ser el primer episodio de lo que vendrá si no se tuerce el camino del ajuste. La provincia ha quedado expuesta como el eslabón débil de la crisis financiera que afecta al Estado Nacional y a varios estados provinciales. Esta situación ha detonado desde 2018 una masiva respuesta de trabajadores estatales que paralizan la provincia particularmente en los dos últimos trimestres del 2019 (17 semanas de paro).
Concluyen, en estos términos, casi 20 años de gobiernos provinciales que producto de la renta del petróleo, y otras actividades pudieron tener una relativa estabilidad o equilibrio. A este cuadro se añade el derrumbe petrolero que, luego de una década de vaciamiento de reservas, se enfrenta ahora con una caída vertical de los precios internacionales. Algo que pretenden revertir con una nueva profundización de la dependencia y el atraso chubutense: la entrega de la soberanía chubutense a las multinacionales megamineras para que saqueen, contaminen y se la lleven en pala a cambio de algunos dólares que el pueblo chubutense sólo verá pasar por un costado.
La lucha antiminera es una lucha anticapitalista: ¿los recursos para la vida o para la ganancia?
El gobierno intenta destrabar 18 años donde las multinacionales mineras no pudieron llevar adelante todo su plan de saquear los recursos y contaminar el medio ambiente como pretenden porque se impuso el enorme repudio social al grito de #NoEsNo. Decenas de miles que de norte a sur de la provincia y de la cordillera al mar han impedido esta ofensiva extractivista, donde no hay grietas entre oficialistas y opositores.
Chubut junto a Mendoza son de las pocas provincias que han impedido la megaminería. En esta última vimos en 2019 como miles salieron a las calles ante la modificación de la ley 7722. Esta gran movilización obligó al gobierno de Juntos por el Cambio de la provincia y al peronismo provincial y nacional a retroceder en su intento. Pero Mendoza muestra también que gobierno y multinacionales lo vuelven a intentar.
En Chubut, ante los anuncios de que se iba a tratar en la legislatura, se desató una enorme movilización popular, donde se unieron en las calles las diferentes generaciones de lucha contra el extractivismo. Aquellos que desde fines del siglo XX y principios de este impidieron el basural nuclear y la megaminería, logrando la ley 5001 que, si bien impide la megaminería a cielo abierto, tiene algunos puntos ambiguos que fueron utilizados por el gobierno para impulsar la zonificación. Junto a los estatales, docentes, salud, que se sumaron al movimiento y la irrupción de miles de jóvenes que en sus carteles, sus banderas y en las entrevistas que realizamos para La Izquierda Diario, no solo dicen “No es No”, o el “Agua vale más que el oro”, sino que identifican al capitalismo como el centro del problema.
Esos miles de jóvenes en Esquel, Trelew, Puerto Madryn, Rawson, Comodoro Rivadavia y toda la provincia son una fuerza social enorme. Y están haciendo una experiencia con el gobierno de Alberto Fernández, al que muchos de ellos votaron y se sienten decepcionados.
Es clave desarrollar juntos con ellos instancias democráticas de discusión y organización que unan a los miles y miles que salieron a las calles. Para derrotar el proyecto megaminero e imponer la Iniciativa Popular. Pero para ir más allá: tenemos que poner en cuestión la propiedad de los recursos estratégicos de la provincia como los hidrocarburos, la minería y la pesca.
Si están en manos de los empresarios servirá para su ganancia, quedando para nosotros sólo los residuos. Un claro ejemplo del costo medio ambiental que producen estas empresas que superexplotan el medio ambiente, es el caso de Jachal en San Juan, donde el negocio de las multinacionales y el “control” del gobierno significó millones de litros de agua potable contaminada con cianuro. ¿Se imaginan a los funcionarios que cobraron $10 millones para votar a favor de la megaminería en Chubut controlando a esas mismas empresas?
Los recursos tienen que ser nacionalizados y controlados por sus trabajadores y por el pueblo que en las calles defiende el agua y el medio ambiente.
Pero además en una situación de ajuste como la que estamos describiendo, el desempleo crece y todo el arco político pro megaminería busca base social en la desesperación de aquellos que hoy no cuentan con un trabajo o un ingreso estable. Los mismos que con extractivismo y ajuste generaron el problema, dicen que el extractivismo y ajuste es la solución.
Ciudades como Trelew y Rawson son de los conglomerados urbanos más pobres del país, con altos índices de pobreza y desocupación, mientras las empresas la juntan en pala. Y los mismos Arcioni, Sastre, Maderna y Luque que permiten el actual saqueo mientras ajustan a los trabajadores, prometen que profundizando ese camino habrá empleo. Con la producción de materias primas que generan poco empleo pero mucha contaminación y ganancias.
Hay que unir a todos los agraviados para derrotar a la megaminería y el ajuste
Los militantes del PTS en el Frente de Izquierda estamos orgullosos de ser parte de este movimiento que ha ganado las calles y enfrenta a los políticos patronales y las multinacionales. De haber puesto a disposición de esta lucha nuestro multimedio, La Izquierda Diario, para ayudar a nacionalizar y visibilizar esta enorme pelea de miles contra la megaminería que los medios nacionales ocultan.
La enorme fuerza en las calles de miles de jóvenes y sus familias tiene que luchar junto a derrotar la megaminería por levantar un pliego de reclamos común con los trabajadores estatales que no cobran sus salarios, con los trabajadores precarios, informales y desocupados que apenas pueden llegar a fin de mes, con los pueblo originarios que sufren el robo de sus tierras ancestrales, contra el pago de la deuda externa, el ataque a las jubilaciones y todos los agravios. Por eso es fundamental exigir a los sindicatos que rompan la paz social con Arcioni y Fernández y pongan el peso de las y los trabajadores en esta pelea. Porque son los petroleros, los portuarios y pesqueros, los docentes, los trabajadores de la salud, los metalúrgicos y textiles, los de comercio y los de aguas gaseosas, los que mueven esta provincia y el mundo. Por que es parte de la experiencia de la lucha docente de 2019 cuando los petroleros se solidarizaban y no iban a los pozos, Arcioni estuvo knock out y lo salvo Loma Ávila y la patota, imaginemos si paran los puertos, Aluar, el petróleo, la política de Arcioni no dura un día. Ahí están las fuerzas para imponer la Iniciativa Popular 2020 y todos los reclamos de los trabajadores, las mujeres y la juventud. Y en esta pelea, tiene que ser consciente, porque la burocracia sindical tiene maniatado al movimiento obrero porque sabe de su potencialidad para cambiarlo todo. Son los trabajadores los que generan todas las riquezas de la provincia y que si intervienen con sus metodos y un programa de independencia de clase, anticapitalista y socialista, puede derrotar el pan de Arcioni y Fernández
Por eso, en primer lugar, queremos profundizar este camino y dar voz de los miles que dicen que “Fernández me desilusionó” o “que el gobierno siempre está con los ricos” o “que el problema es el capitalismo”. Queremos que LID se transforme en un vocero de la lucha, pero también de organización que agrupe a cientos de colaboradores y corresponsales en toda la provincia para amplificar la voz de los anticapitalistas y socialistas. A los miles que en la provincia se identifican con Nicolás del Caño y Myrian Bregman y los diputados del FITU, que siempre estamos contra la megaminería y el saqueo.
En segundo lugar, organizar a esos miles de jóvenes a los que el capitalismo les roba el presente y también quiere robarles el futuro en una gran red de jóvenes que quieran derrotar la megaminería, la precarización laboral, la desocupación y enfrentar al capitalismo. La juventud del PTS que es parte de la Red se propone en la provincia confluir con esa juventud que dice no es no, la megaminería no pasara, y organizarnos juntos para que esta lucha la gane el pueblo trabajador y no las multinacionales. Hemos dado pasos en ese sentido con la reunión ambiental nacional donde participaron más de 300 jóvenes.
Y en tercer lugar, nos proponemos organizar corrientes militantes en los sindicatos, extendiendo nuestras agrupaciones en docentes y salud, a estatales, comercio, pesqueros, aguas gaseosas, y textiles entre otros. Apostamos a desarrollar fracciones clasistas que junto con la pelea por salario y condiciones de trabajo impulsen la pelea contra el saqueo extractivista, el pago de la deuda y toda política de ajuste contra el pueblo laborioso. Un gran ejemplo son aquellos trabajadores de comercio que se rebelan contra sus dirigentes burocráticos e impulsan la campaña anti megaminería. O los del puerto de Rawson, o de la planta de Coca Cola de Trelew donde en asamblea se votó repudiar el proyecto megaminero.
Desarrollar estas tendencias progresivas en el movimiento obrero va a la par de la pelea por recuperar los sindicatos, echando a las cúpulas sindicales que actúan en contra de los trabajadores y el pueblo. Que actúan como grupo de choque de las empresas como vimos en 2019 cuando las patotas del dirigente petrolero Loma Ávila – amigo de Arcioni y Fernández – atacó a las y los docentes en Comodoro Rivadavia. O recientemente el 21 de diciembre pasado cuando movieron todo el aparato de petroleros, camioneros y la UOCRA juntando unos pocos a favor de la megaminería.
Pero también de los que se dicen “progresistas” u “opositores” a Arcioni como Goodman de ATECh, y sin embargo se niegan a poner en la calle la fuerza de los trabajadores contra la megamineria y contra el presupuesto de ajuste 2021 que se votó el 22 de diciembre. En ambas peleas, ATECh estuvo ausente, aportando desde el “kirchnerismo” a que siga el ajuste.
Por último, los socialistas del PTS decimos que hay que invertir las prioridades. Dejar de pagar la deuda externa y subsidiar a las petroleras, y por el contrario imponer un impuesto progresivo a las grandes fortunas. Y todo ese dinero ponerlo al servicio de un plan de obras públicas que genere miles de puestos de trabajo en obra pública, para construir casas, hospitales, escuelas, caminos, mejorar la infraestructura eléctrica, gasífera y acuífera de la provincia, controlada por los trabajadores y los usuarios. Este plan al servicio del pueblo generaría miles de puestos de trabajo. Porque la crisis social, económica y sanitaria que vive la provincia la tienen que pagar los que la generaron, no los trabajadores.