Fue en el marco de una charla realizada este viernes por el Departamento de Geología de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco.
El Departamento de Geología de la Facultad de Ciencias Naturales y Ciencias de la Salud de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco llevó adelante este viernes, de manera online, una charla titulada “Dispersión de material particulado en proyectos mineros: ¿Hasta dónde llega el polvo de las minas?”, la cual se transmitió en vivo por los canales institucionales de YouTube y de Facebook en los que participó un centenar de personas.
La charla, realizada con el aval de la Facultad, fue moderada por el director del Departamento de Geología, César Navarrete, y estuvo a cargo de Oscar Minolli, bioquímico especialista en ingeniería ambiental y modelos de dispersión de partículas, con experiencia en proyectos de distintas industrias, entre ellas la minera.
Minolli realizó una exposición técnica relacionada con los modelos que se utilizan para prever el impacto ambiental de los emprendimientos industriales. Y luego se habilitó un espacio para las preguntas de los participantes.
El idóneo explicó que “la mayor parte de la actividad humana tiene impacto ambiental”, y que algunos de estos impactos “son positivos, otros negativos y sobre ellos se trabaja para intentar mitigarlos para que no afecten el entorno”.
PARA PREVENIR
Mencionó que los modelos con los que se trabaja “tienen hasta 60 años de antigüedad” y que su función es “prevenir cualquier inconveniente futuro de los emprendimientos una vez instalados”.
En primer lugar, indicó, “generalmente se trabaja recogiendo datos meteorológicos de entre 3 y 5 años, hora por hora, antes de la instalación del emprendimiento”, para posteriormente recoger datos de la topografía de la zona para conocer los movimientos del aire influyen en el movimiento de las partículas.
Tras establecer “una grilla de receptores”, se pasa, explicó Minolli, “a una modelación tridimensional del proyecto”, ya que “las mismas estructuras de los proyectos tienen mucha influencia sobre la dispersión del viento”, para luego realizar un plan de operaciones.
En este punto explicó que “los proyectos mineros tienen planes con distintas generaciones a través de los años”, ya que inicialmente cuentan con un proceso de construcción y luego con un inicio de operaciones. “En la mitad de su operación alcanza su máximo y luego va decreciendo”, indicó.
El trabajo incluye, con la mencionada información recogida, “un inventario de emisiones con cada uno de los procesos (como descargas de camiones y voladuras) que se van identificando, desde el mínimo hasta el mayor”.
Además “se identifican puntos críticos, como escuelas, hospital, viviendas”, de manera de “trabajar en la mitigación en el proceso”. Esta información sirve, explicó el bioquímico, para saber “dónde se debe realizar, por ejemplo, un plan de riego de los caminos para los camiones”.
QUE SEA SOSTENIBLE
“Se va a trabajando sobre cada uno de los puntos que va a generar un impacto y se lo advierte al proyecto, hasta que se defina cómo debe ser para que no genere ningún impacto en el sector. Esto hace que se genere un proyecto sostenible en el tiempo”, resumió.
Insistió en que “en el caso de los proyectos mineros, se observa en cada sitio el nivel de material particulado que se va a tener”, añadiendo que “la dispersión en los proyectos mineros en general es muy baja” y ante una pregunta al respecto manifestó que “si los niveles de calidad de aire no afectan al trabajador, mucho menos a la fauna” circundante, ante lo cual agregó que se trabaja además en línea con la legislación minera vigente en relación con los aspectos ambiental y laboral.
El modelo culminado “implica un plan de monitoreo futuro”, dijo, ya que “cuando la planta está instalada tiene la obligación de monitorear a lo largo del tiempo el impacto ambiental y de calidad del aire. Eso permite controlar que lo modelado previamente sea acorde al sitio instalado”.
Al responder una pregunta puntual, sostuvo que “los controles de calidad del aire los realiza la empresa que tiene su plan de monitoreo y, además, muchos de los proyectos son estudios participativos donde participan las comunidades”, y puso como ejemplos los proyectos que se desarrollan en la Puna. Acotó que también “el Estado, en algunas provincias, realiza controles propios”.