Sería un escándalo de proporciones si dos integrantes de la cúpula de la Policía del Chubut fueran a la cárcel, pero no serían los primeros en la Argentina; ya ha ocurrido en otras policías del país y acá puede suceder inminentemente si un juez accede al pedido que hará el abogado del dueño de Cholila Online, cuando los denuncie por los graves hechos en los que incurrieron en setiembre del año pasado, al momento en que detuvieron ilegalmente a Darío Fernández por una causa judicial que quisieron armarle en base a una denuncia mentirosa que le hizo su ex-mujer, acusándolo de delitos que no cometió.
Néstor “El Tero” Gómez Ocampo –actual subjefe de la policía y Paulino Gómez –- hermano del jefe de Policía y director de Seguridad de la plana mayor— podrían ser llevados a juicio por la comisión de un concurso de delitos que son gravísimos y que irían desde privación ilegítima de la libertad, abuso de autoridad, amenazas con arma y de participar también –presuntamente– en el armado de la causa penal que quisieron hacerle a Darío Fernández.
Junto a estos dos habría implicados como mínimo otros seis policías –entre comisarios, subcomisarios y personal subalterno—para los que igualmente habría pedido de detenciones.
El objetivo que se buscaba con esta maniobra delictiva respaldada por el renunciado fiscal Osvaldo Heiber, de la que no estaba ajeno el polémico ministro Massoni; era sacarlo del medio a Fernández para que no siguiera denunciando la corrupción que hay en Chubut: el robo al Estado del que participan gobernantes, empresarios y políticos bajo el amparo de ciertos despreciables miembros del Poder Judicial.
“El Tero” Gómez y su lacayo Paulino Gómez saben que de esta no zafan: que tarde o temprano deberán empezar a ir a tribunales y por eso habrían andado asesorándose con caros abogados en Buenos Aires que les habrían aconsejado que busquen protección política, porque esa sería la única manera de evitar una detención segura.
No hay que olvidar que ambos mintieron en declaraciones que hicieron para distintos medios de la zona sobre lo que realmente ocurrió ese día en que hicieron seguir clandestinamente a Darío Fernández –sin una causa que lo ameritara y sin la autorización de un juez—y que después cuando procedieron en la ruta 25 entre Trelew y Gaiman lo hicieron exponiendo a los pequeños hijos de Darío a hechos que esos chicos no olvidarán nunca más, violando las normativas que preservan la integridad física y psicológica de los menores de edad. De eso, tarde o temprano, también deberán dar explicaciones.