Desde la misma policía dicen que ven que no tienen “ganas de trabajar” y que se nota cada vez que deben gestionar una orden de allanamiento de manera rápida y no lo hacen, o cuando liberan a detenidos, directamente, por teléfono. Una costumbre de la que el propio Miquelarena en algún momento llegó a quejarse, hace años, cuando se hablaba de la “puerta giratoria” en tribunales, de los presos que entraban y salían y del juez instructor que los soltaba por teléfono.
Hace no mucho tiempo, incluso, hizo declaraciones en las que les echaba la culpa a los jueces de liberar rápidamente a los delincuentes. “Planteó que pueden ponderar si un detenido debe ser encarcelado durante el proceso de investigación en función de la cantidad de hechos en los que quedó involucrado, entre otros puntos. Dejó en claro que el criterio de la Fiscalía es que los delincuentes detenidos en flagrancia queden presos”.
Si el jefe de todos los fiscales de la provincia dice esto públicamente, ¿cómo es que sus subordinados no lo cumplen? En Trelew, en estos últimos días hubo una sucesión de procedimientos con detenidos y ninguno está todavía preso. Es más, en algunos casos ni siquiera alcanzaron a llegar a la audiencia de control en tribunales, porque el mismo fiscal ordenó a la policía por teléfono que lo liberara desde el lugar del procedimiento, diciendo que no le interesaba la detención.
Y eran ladrones o conocidos del ambiente que fueron sorprendidos con armas ilegales. O un sujeto violento que casi mata a la mujer de un ladrillazo en la cabeza. Entonces, o Miquelarena tiene un doble discurso o sus subordinados no le obedecen y hacen lo que quieren, no trabajan.
La misma policía asegura que encontrar un fiscal los fines de semana para ellos es complicado; que deben tratar con un funcionario de la fiscalía que dejan de guardia pero que no tiene poder de decisión.