La preocupación del ministro de Seguridad porque los delitos no trasciendan sería mayor a la de proteger a los chubutenses.
Te habíamos contado en un artículo anterior la miserable operación de encubrimiento político que hicieron contra la prensa sobre el robo a un comerciante que terminó muriendo hace unas horas. Aunque parezca mentira, la muerte de la víctima fue lo que les obligó a hacer trascender el hecho dos días después.
Es que Castro está desesperado, no puede soportar que le roben por todos lados y haya medios como este que difunda los hechos, así que comete este tipo de imprecisiones que pasan de ser estupideces a revestir una gravedad institucional considerable como es el caso del comerciante.
Los policías de alto rango están mintiendo vilmente, ocultando y tergiversando hechos de inseguridad ante los medios con la finalidad de desinformar a la población, lo peor es que lo hacen mal, son lentos neuronalmente hablando y terminan exponiéndose solos.
La escala delictiva de Chubut ya ha convertido hace bastante a Miguel Castro como en uno de los peores ministros de seguridad en la historia de la provincia. Su notable desinterés por cumplir con el trabajo que le demanda su gestión se ve todos los días y se ha hecho aún más vehemente en su “huída” a la provincia de Buenos Aires cuando trascendió la información de que en Comodoro Rivadavia la Policía del Chubut baleó, por la espalda, a un menor de 16 años que falleció después agonizar varios días, un hecho que no tiene ningún preso todavía ni ninguna investigación sólida por parte del procurador Jorge Miquelarena, como era de esperarse.
Miguel Castro convirtió a sus policías de alto rango en “secretarios de prensa” para salir a los medios a minimizar, cambiar la descripción de los hechos y ocultarlos para que la ciudadanía no esté enterada de la escalada de violencia que está caracterizando a los delitos que ocurren cada día en la provincia.
Crio. Gabriel Araujo
Uno de los miembros de este grupo de “sofistas” gubernamentales es el comisario Gabriel Araujo, jefe regional de la ciudad de Trelew. El martes pasado en esa ciudad ocurrió un asalto con arma de fuego a un repartidor de -Pedidos Ya-, cerca del nuevo hospital, donde le robaron la moto, el celular y dinero.
Ante la gran cantidad de asaltos que les toca padecer en el rubro, los repartidores se reunieron frente a la regional policial de la ciudad para reclamar por seguridad. El comisario Araujo en sus declaraciones a un periodista minimizó completamente los hechos, jamás mencionó el arma de fuego que esgrimieron los malvivientes para perpetrar el robo y además manifestó que los repartidores nunca denuncian los delitos.
Posteriormente se entrevistó a la víctima y los medios de comunicación se enteraron por el repartidor sobre el dato de que el robo fue a punta de pistola. Además, el hombre dijo que Araujo miente sobre las denuncias, porque ellos viven denunciando los hechos de robo que sufren pero los efectivos no hacen nada para cuidarlos.
Crio. Pablo Gauna
El otro de la lista es el comisario Pablo Gauna, responsable de la comisaría regional de Gaiman, que protagonizó una desafortunada entrevista para un medio de comunicación radial de Trelew, donde le consultaron sobre un intento de robo en una chacra de Treorky, al este de Gaiman. Ese hecho se registró el pasado miércoles en el cual la víctima Sergio Owen, armado con una silla se trenzó en lucha con 3 individuos encapuchados que descubrió dentro de su propiedad con la intención de robarle, uno de ellos tenía una pistola. El robo se frustró y se dieron la fuga.
Agitado y aún en shock por lo que le tocó vivir, mandó un audio a un grupo de WhatsApp integrado por vecinos de la zona, en el cual alertaba: “¡Gente! Chorros con pistola… me rompieron todos los vidrios y me quisieron entrar a la casa, estoy con las nenas acá solo…”.
En el audio escuchamos a Owen gritar a los cuatro vientos que había visto una pistola. Pero el comisario Gauna, cuando fue entrevistado por los medios cometió un grave furcio, porque primero dijo “él dice que uno de los malvivientes tenía un arma de fuego”, pero más rato se desdice y manifiesta: “pudimos entrevistarnos con él (la víctima) y si bien no está seguro si era un arma de fuego u otro elemento…”. Se advierte en la entrevista una contradicción clara por parte de Gauna, algo que por lo visto lo habría puesto bastante nervioso, porque después cometió otro error garrafal asegurándole al periodista que ellos no quieren “ni minimizar ni ocultar nada”. Esos dichos desconcertaron al entrevistador, debido a que en ningún momento del reportaje se pusieron en duda sus declaraciones.
Se percibe un esfuerzo anormal por parte de los funcionarios policiales de querer minimizar los hechos, porque por supuesto que no es lo mismo el robo de una moto sin la utilización de un arma de fuego que una sustracción a punta de pistola y tampoco es lo mismo un intento de robo en una vivienda con piedras y palos que si lo hicieran munidos de un arma de fuego. Es el elemento que incrementa significativamente la gravedad de los hechos y permite construir la idea de que un grupo de maleantes anda armado, robándoles a las personas y que la gente de Miguel Castro es incapaz de protegerlas.
Las acciones de los comisarios representan claras bajadas de línea de un ministro con una gestión alicaída y desesperado porque la tasa delictiva realmente se le fue de las manos y todo indica que la inseguridad va de mal en peor.
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